José Gómez Osorio

Gómez Osorio, el último gobernador de Madrid en el 39
 
El de Baleira también preside el PSOE en las semanas anteriores a la caída de la capital y el fin de la guerra
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El Progreso 23/02/20

PERSEGUIDO POR LA monarquía, detenido por Lerroux, hecho prisionero por los comunistas y ejecutado por Franco. José Gómez Osorio (Baleira, 1882) no ahorra conflictos con el poder, aunque él mismo llega a formar parte de él en el momento más desesperado.

Es el último presidente del PSOE y el último gobernador del Madrid prefranquista. Participa en el golpe del coronel Casado, el preludio del fin de la guerra, y encomienda el partido a su hijo horas antes de morir fusilado.

Gómez Osorio nace en el lugar de Vilar, dentro de la parroquia de San Lourenzo de  Pousada. Es hijo de Pedro Gómez y María Osorio. Como trabajador reúne la doble condición de ebanista y ferroviario y en 1908 ingresa en la Asociación Socialista madrileña.

El año 1910 se traslada a Vigo, donde funda el sindicato de la Compañía Madrid-Zamora-Orense-Vigo. Su participación en la huelga de 1917 le obliga a refugiarse en Portugal para esquivar la persecución policial y a partir de 1919 se intensifica su actividad política y sindical.

En diciembre de 1927 ingresa en el Sanatorio Antituberculoso Lago de Tablada, de la Sierra del Guadarrama donde también se encuentra internado otro socialista lucense con el que volverá a coincidir al final de la guerra, Julián Besteiro. Cuando sale del sanatorio se traslada a Salamanca y allí trabaja junto a Trifón Gómez al frente de la organización ferroviaria. 

En 1934 es detenido y sufre prisión a causa de su protesta contra la destitución del alcalde socialista de Vigo por parte del Gobierno Lerroux. Todo ello precede al 17 de abril de 1938, casi un año exacto antes del fin de la guerra, cuando Gómez Osorio asume el Gobierno Civil de Madrid. 

Cuando el 5 de marzo de 1939 se produce el golpe del coronel Casado, la evidencia de la derrota es común en el bando republicano, excepto para Negrín, el Partido Comunista y algunos sectores del PSOE, a los que el republicanismo acusa de querer entregar los restos de España a Rusia.

Madrid va a vivir entonces lo que se llamó una guerra civil dentro de la guerra civil. Alrededor de dos mil muertos y unos cinco mil prisioneros, entre los que se encuentra el gobernador Gómez Osorio, partidario de las tesis de Casado en orden a una rendición pacífica que evite un inútil baño de sangre.

El golpe finaliza cuando el Consejo Nacional ordena a la aviación que arroje unas octavillas concediendo un plazo a los comunistas para que hagan entrega de los prisioneros. Del palacio del Pardo y sus edificios salen unas tres mil personas. Los comunistas habían alojado a los jefes y oficiales republicanos en los últimos pisos de dichos edificios, pues temen ser atacados por aire y de esa forma conseguirían que ellos fuesen los primeros en morir.

Cuando es liberado de El Pardo, Gómez Osorio declara a la prensa: “En  mi larga historia de luchador proletario no recuerdo trato como el que me han dado quienes dicen llamarse hermanos nuestros, durante los cuatro días que he estado bajo su dominio”.

Las palabras de Osorio resuenan como un albadonazo entre las filas republicanas. Es el fin.  Osorio escapa a Alicante y en su puerto es detenido para ser internado en el campo de Albatera y en la prisión del Castillo hasta ser trasladado a Madrid, donde ingresa en la prisión de Porlier. 

El exgobernador civil madrileño es condenado a muerte y se fija la fecha de su ejecución para el 24 de febrero de 1940. Antes transmite a su hijo el encargo de reorganizar el partido. 
 

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