José Castiñeira Pardo

José Castiñeira, el más excelso Lugo musical

La Schola Cantorum y las otras corales dirigidas por el sacerdote de Outeiro de Rei alcanzan gran virtuosismo y fama fuera de la ciudad

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El Progreso 10/08/2020

TODO EN ÉL era musical, armonioso y equilibrado. Quienes lo conocieron solo pueden hablar de un estado de ánimo de José Castiñeira Pardo (Outeiro de Rei, 1928), el que proporciona la bondad, la placidez y la alegría, compartido por su hermano Manuel María, que pese a su aspecto más adusto, fue un sacerdote de similares características, que sin duda hay que atribuir a la influencia de una familia en la que ellos fueron dos de ocho hermanos.

José Castiñeira nace el 23 de febrero en la parroquia de San Cibrao de Aspai y a los 13 años ingresa en el Seminario Diocesano de Lugo, del que llegará a ser rector durante la década de 1971 a 1981.

En él cursa Latín y Humanidades antes de que el obispo Balanzá propicie su traslado a Roma en dos etapas para estudiar Filosofía y en el Pontificio Instituto de Música Sagrada, donde va a tener profesores tan eminentes como el benedictino Eugene-Alexandre Cardine, especialista en canto gregoriano y considerado el renovador de los conocimientos sobre el mismo; el compositor de música sacra Lorenzo Perosi, miembro de la llamada Giovane Scuola (Joven Escuela), que forma con celebridades como Mascagni, Puccini o Leoncavallo;  Higinio Anglés, Doménico Bartolucci, y el conocido músico español Ignacio Prieto.

Al margen de la enseñanza musical, Castiñeira guarda un especial recuerdo del jesuita Paolo Dezza, profesor de Metafísica, confesor de Pablo VI y Juan Pablo II y Papa Negro años después.

Castiñeira reside en el Colegio Español, al frente del que se encuentra Jaime Flores, futuro obispo de Huesca. Su presencia en Roma le da oportunidad de participar como ayudante o monaguillo del Papa Pío XII, una experiencia que quedará en su memoria de forma endeleble. “Aínda me parece estar vendo a Súa Santidade, que impresionaba coa presenza beatífica de seriedade, sabiduría e ata de misterio”, declaró años más tarde a Manuel Rodríguez López en una entrevista.

Tras siete años en la capital italiana, al tiempo que se licencia en Canto Gregoriano y en Composición Sacra, obtiene la licenciatura en Teología, para regresar a Lugo como canónigo y Prefecto de Música en 1960, en una vuelta obligada por una enfermedad.

Su actividad en la ciudad es intensa y desbordante. Como autor firma un centenar de obras de entre las que se suele destacar varias misas, salves, salmos, un magnificat, panxoliñas de Nadal y la colección de Melodías populares, así como su condición de pionero a la hora de componer música sacra en gallego a raíz del Concilio Vaticano II. De sus misas, cuatro utilizan el gallego.

También se encarga de todo lo relacionado con la adecuación musical en la diócesis conforme a la normativa conciliar.

El año 1981 emprende la reorganización del Orfeón Lucense fundado por Montes. Es primer maestro y director de la Escuela de Canto  de la Diputación Provincial, rebautizada con su nombre tras su fallecimiento en 1989. Dirige el coro de la catedral, da clases de Música en el Seminario y de Filosofía en el colegio de las Josefinas; y reorganiza la Schola Cantorum, que alcanza un gran nivel y una fama extraordinaria que le impide atender todas las ofertas que recibe para actuar en distintas localidades. Además crea y dirige la Coral  del Círculo das Artes y la Polifónica de Lugo durante unos años.

Dos de los nombres a su lado dan idea de la altura alcanzada por la formación: Xosé Luis Foxo y Carlos Villanueva Abelairas. Su sobrino, el también sacerdote Luis Varela Castiñeira, sigue su estela como Prefecto de Música.

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