José Antonio López

José López, padre del ministro argentino de Transportes

Sale adolescente de O Corgo, a donde regresa cuando su hijo deja el gobierno de Frondizi

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El Progreso 29/09/2021

ASÍ COMO EL presidente argentino Raúl Alfonsín es nieto del emigrante gallego Serafín Alfonsín Feijóo, así el ministro de Transportes con Arturo Frondizi, Alberto J. López Abuín, es hijo de otro hombre llegado a Buenos Aires desde Galicia.

José Antonio López (O Corgo, 1894) nace en Soutolubián, un lugar de la parroquia de Santiago de Fonteita, donde en su infancia se dedica a las labores de campo que añorará toda su vida, pues las interrumpe siendo un muchacho para irse a la capital argentina en busca de prosperidad. 

En sus primeros tiempos allí, López es cobrador y conductor de tranvías antes de que desaparezcan del paisaje porteño. Quién sabe si influye este trabajo en la especialidad que elegirá su único hijo, Alberto, fruto de su matrimonio con su paisana Irene Abuín, también de Fonteita, y que pasará varios años de su infancia en O Corgo.

José ha ahorrado lo suficiente para instalarse al frente de unos ultramarinos que amplía a restaurante y bar. Allí lo visita otro emigrante de Fonteita, el periodista Braulio Díaz Sal, colaborador de El Progreso y testigo de cómo José deja lo que estuviera haciendo _ incluida la atención a los clientes _, si en ese momento le llega el correo. 
En caso de ser su suscripción de El Progreso, lo despliega sobre el mostrador y si es portador de alguna noticia que él considera positiva para Lugo, se la lee a los clientes para presumir de ella con orgullo. Luego, ya en casa, lo devora hasta la última línea.

Su domicilio está profusamente decorado con motivo de Galicia y en su biblioteca hay autores de la tierra con los que Alberto perfecciona su conocimiento de la lengua.

Tras superar una enseñanza media  con muy buenas calificaciones se gradúa en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires e inicia su carrera en la administración pública. Es nombrado director general de Transporte para la provincia de la capital y su destacada labor en ese cargo lo catapulta para hacerse cargo del Ministerio de esa especialidad en el Gobierno de Frondizi.

En la península es saludado con satisfacción su nombramiento por ser un gran españolista y por reconocer en él a un defensor del Talgo en tierras argentinas. En el despacho de la agencia Cifra que lo anuncia se dice que aprende sus primeras letras en Fonteita y que allí juega a la billarda con sus compañeros de escuela. Se nota la mano de Braulio Díaz Sal en el suministro de detalles al redactor que lo escribe.

Desde 1958 debe coordinar un polémico y ambicioso Plan Larkin de modernización que incluye la incorporación de material rodante nuevo, para ganar terreno al tráfico por carretera.

Las dificultades con las que se enfrenta son enormes, los problemas de Frondizi, también, por lo que Abuín renuncia a su cargo en mayo de 1959. Naturalmente, al ministro lo llaman “el gallego”.

Pocos días después de dejar el gobierno, sus padres embarcan en un viaje que tiene como destino final Soutolubián, donde José quiere pasar unas semanas para “tirar os mollos da meda”, como hacía de mozo, y comer el pulpo en la feria de Adai, o en la de Castroverde, como recuerda hacer con su padre.

En los años siguientes Alberto ejerce como profesor titular de Transporte y Energía en la Facultad de Económicas de la Universidad Nacional de La Plata; asesor del Ministerio de Economía y Hacienda en materia de transportes, delegado oficial en diversos congresos de su especialidad y autor de varios trabajos.

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