Joaquín Echeverría Menéndez

J. Echeverría, el bisabuelo del héroe del monopatín, era de Foz

El padre de Ignacio reescribe la historia de los Echeverría en un blog memorístico

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El Progreso 16/06/2021

A JOAQUÍN ECHEVERRÍA Alonso, el padre de Ignacio Echeverría Miralles de Imperial, el héroe del monopatín desde que muere al enfrentarse con ese objeto a los yihadistas que siembran el terror en el puente de Londres hace ahora cuatro años, le gusta recrear la historia de su familia.

También le gusta honrar la memoria de su hijo, muerto de una puñalada por la espalda cuando ayuda a una joven y a un policía acorralado por los terroristas. En Inglaterra lo rebautizan como el Skate hero y con ese título pasa a la historia de la valentía y el buen corazón. Calles, parques de skate, el libro que escribe su padre, un musical y cientos de homenajes perpetúan su sacrificio y lo seguirán haciendo porque a esta sociedad amorfa y desilusionada todavía le quedan resquicios de sensatez como para reclamar héroes y verse espoleada por ellos.

Gracias a las aficiones memorísticas de su padre nos enteramos de una honrosa vinculación de Ignacio con la provincia de Lugo, pues su bisabuelo, Joaquín Echeverría Menéndez (Foz, 1883), nace en A Mariña, a donde su padre, Bernardo Echeverría García, había llegado en busca de méritos para ascender dentro del cuerpo de carabineros.

Su nieto Joaquín le hace decir en sus memorias que durante su vida conoce “la alegría, la miseria, la ilusión, la pena, el desconsuelo y el orgullo”. Cuenta que en la Guerra Civil es herido por un obús en la defensa de Oviedo, cuando rechaza “el avance de los rojos en la Tenderina”, que hoy es uno de los barrios de la capital asturiana.

“Por lo demás, soy un suboficial de Infantería, que pasó a situación de retiro joven y desde entonces me dediqué a la gerencia de un comercio de bastante actividad y a hacer contabilidades de pequeños empresarios. A raíz de la Guerra Civil mi comercio cerró, pese a mi esfuerzo por mantenerlo operando”. Explica ese resultado en su negativa a entrar en el estraperlo.

Confiesa en esas memorias interpuestas haberse dedicado a la educación de sus hijos y nietos _ la generación del padre de Ignacio _, con distintos resultados, “desde la excelencia hasta los fracasos más dolorosos. Pero los estudios son la única esperanza que tienen estas personitas que carecen de fortuna y no están siendo educados para ser empresarios”.

Tras la guerra mantiene relaciones en Oviedo con sus antiguos oficiales, alguno de los cuales llega a general. Otros de sus hermanos viven en Cuba y Estados Unidos. “Aunque mi hermano mayor disentía de mi pesimismo en el avance del comunismo, yo siempre lo percibí y lo percibo como una amenaza a la prosperidad del mundo, aún creo en el peligro real de que consigan apoderarse de todo”.

Su bisnieto Ignacio nace en Ferrol el año 1978 cuando su padre trabaja como ingeniero en la mina de lignito de Endesa, en As Pontes de García Rodríguez, donde es inscrito en el Registro Civil.

Su madre, Ana Miralles, pertenece a una conocida familia de Comillas, los Hornedo, y es prima hermana de la mujer de Alfonso Ussía.

En As Pontes vive los primeros nueve años, hasta que la familia se muda a Las Rozas, de Madrid. Hace Derecho en la Complutense y la Sorbona. Además del skate, también practica surf, golf y squash. Después de varios empleos, logra un puesto de analista en el banco HSBC de Londres, dedicándose a la prevención de blanqueo de capitales.

Tras su muerte no faltan absurdas teorías sobre conspiraciones y montajes demenciales, quizá por la incapacidad de comprender la grandeza de su acción, o simplemente, para enturbiarla.

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