Jesús Varela Prado

Jesusín, el enano de Parsifal, al lado de Ludmilla Tchérina

El actor de Guntín participa en una veintena de películas y en otras tantas operetas

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El Progreso 16/12/20

TENÍA UNA ESTATURA de 1,30 m y un peso de 56 kilos. En Parsifal figura como El enano, una condición a la que Jesús Varela Prado (Guntín, 1915), ni quería, ni podía renunciar, porque gracias a ella se le habían abierto las puertas del cine. 

Pasa la juventud en Santa Cruz da Retorta y el año 36 se alista en la Bandera Gallega que organiza el comandante Barja. Tras la guerra trabaja en el Servicio Nacional de Información y Publicaciones Sindicales. 

Un día pasea por la Gran Vía y se le acerca Ernesto González que le ofrece 300 pesetas por participar en su corto Alipio invisible. Esa es su llegada al cine. 

Luego, otro corto, Mi caballo murió, y de ahí a los teatros Albéniz, Romea y Martín, al lado de Carmen Olmedo y Monique Thibaut en operetas y zarzuelas como Engáñame por lo que más quieras, La flor de loto, Ladronas de amor, Las Leandras, Doña Francisquita... Ya es Jesusín, y no Xesusiño, como dice que le habría gustado.

En la ficha que las productoras manejan figura como el más pequeño de España, con un añadido sorprendente, “en lo que se refiere a estatura”. 

Al mismo tiempo, entra en el cuadro de actores del Centro Gallego y allí coincide con el escritor e inspector del Instituto Social de la Marina, Teófilo González Calatrava, con el que va a pergeñar la puesta en marcha del Teatro Gallego, destinado a financiar la puesta en escena de obras de autores de la tierra.

En cuanto Borobó se entera de que la idea de Jesusín es reunir fondos para representar La Casa de la Troya, Chiruca, o El Famoso Carballeira, lo que él pone es el grito en el cielo, invoca a Valle-Inclán y hasta le llama liliputiense al pobre de Jesús Varela.

Puede estar tranquilo Borobó, porque aquella “Galicia mugrienta vista por un andaluz legañoso”, de Linares y Torrado, nunca llegará a buen puerto y eso que contaba con la simpatía de Joaquín Calvo Sotelo, según afirman sus promotores.

Los que sí llegan son los contratos para participar en unas veinte películas, entre las que se encuentran Inés de Castro, donde tiene uno de los papeles principales María Dolores Pradera; Duende y misterio del flamenco, con los bailarines Pilar López y Antonio; Unos pasos de mujer, Sarasate, El abanderado, Boda en el infierno, Eloísa está debajo de un almendro, El clavo, El sobrino de Búfalo Bill, La alegre caravana, La casa del olvido y Un hada en la ciudad.

Cuando le preguntan si es difícil que te elijan para una película, él responde con un chiste: “No, porque no abundan los artistas de mi talla”. 

También le llaman para El mensajero del rey, con Douglas Fairbanks, y para otras películas internacionales, pero se niega a abandonar España.

Cuando interpreta el papel del Cienhombres en María Antonia La Caramba, con Antoñita Colomé y Alfredo Mayo, visita Lugo. Le preguntan si el cine le da para comer y él dice que sí.

Dice que abundan los actores gallegos. Fernando Rey, Antonio Casal, Eduardo Fajardo, José Jaspe, Xan das Bolas, Carlos Muñoz y Mercedes Cora, con la que coincide en El Pórtico de la Gloria. También cita a Julia Lajos, pero se equivoca, porque aunque es de Villagarcía, no es de Arousa (Pontevedra), sino de Campos (Valladolid).

En 1951 le llega la oportunidad de Parsifal, de Daniel Mangrané, con Ludmilla Tchérina y Gustavo Rojo, que se anuncia como una gran producción, aunque será muy criticada. Borobó dice ahora que Jesusín es “el único ninot que se salva de la falla de Parsifal”. En el cromo aparece entre Gustavo y Ludmilla.

Muere a los 42 años, el mes de agosto de 1957.

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