Francisco Rodríguez Besteiro

Rodríguez Besteiro, el doble de su primo Julián  
 
El periodista de O Corgo es ensalzado por sus colegas como una de las personas más buenas que conocieron
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El Progreso 19/11/2020

EL PERIODISTA E inspector de Enseñanza Francisco Rodríguez Besteiro (O Corgo, 1868) nace en Santa María de Franqueán. Es hijo de Manuel Rodríguez Aldegunde y de Manuela Besteiro, padres de otros cuatro hermanos, José, Elisa, Asunción y Purificación, parientes del dirigente socialista Julián Besteiro, nacido también en O Corgo, aunque su biografía oficial todavía no lo reconoce debido a la ocultación del parto que deciden sus padres, pero que describe con detalle Manuel de Rivas Reija. 

En diversas referencias también se habla de los cinco Besteiro como primos o sobrinos de Julián, e incluso como hermanos, como ocurre en El Compostelano. 

Francisco formará parte de la primera redacción de El Progreso, cuando éste se funda en agosto de 1908. Asimismo fue administrador de Bienes y Derechos del Estado en Lugo y director de la Casa de Maternidad y Expósitos _ vulgo Inclusa _, desde donde irradia la principal característica de su carácter, una bondad a prueba de sinsabores políticos. 

También ocupa responsabilidades en asociaciones culturales y es quien ofrece el homenaje a Juan Montes el año 1899 en el Círculo de las Artes como directivo de la sociedad que lo nombrará socio de mérito.

Cuando fallezca, Julián se referirá a él como “mi doble”, quizás por señalar un parecido físico que no podemos certificar por falta de una imagen de Francisco.

De El Progreso pasa a La Justicia, el periódico cofundado en Madrid por Nicolás Salmerón y Ruiz Zorrilla antes de enemistarse entre ellos. El fichaje de Besteiro por Salmerón podría estar relacionado con los tres meses de exilio que el expresidente de la I República pasa en Lugo.

De Baleira es Ramona Hortensia Lombardero San Miguel, la mujer que se casa con el primogénito del político, Nicolás Salmerón y García, aunque el aterrizaje de Besteiro en La Justicia sucede varias décadas más tarde.

De ese periódico pasa a El País _ el de Curros Enríquez y Castrovido _, donde permanece hasta que en 1917 se convierte en inspector de primera enseñanza de la provincia de Madrid con el número 3 en las mismas oposiciones de las que Antonio Couceiro Freijomil es el número 7.

En ejercicio de este cargo, cae desplomado por una embolia sobre la acera de la calle Lista _ hoy Ortega y Gasset _, esquina a Alcántara, y fallece ese mismo día, 12 de abril de 1926. Lo sustituye en su cargo de la Inspección Víctor de la Serna y Espina, el hijo de Concha Espina, cuya labor periodística será clave en el ámbito de Falange.

Los panegíricos a su muerte coinciden en su carácter bondadoso. Alejandro Miquis recuerda que en un almuerzo se sentó entre los dos hombres más buenos que había conocido en la vida, Luis Bonafoux y Francisco Rodríguez Besteiro.

Lo mismo dice su colega Roberto Castrovido: “El difunto no era más que bueno. Un buen hombre, un hombre de bien. Y un hombre que no se distingue más que por su bondad carece de biografía; apenas sí tiene personalidad”.

Era bueno incluso en su muerte, dice Castrovido: “Falleció de una embolia, repentinamente, sin hacer cama, sin que le asistan deudos y amigos, sin visitas de médico, sin dar que hacer a nadie”. 

Él lo acompaña en el entierro, él y tres mujeres  _ las tres Marías _ “dos señoritas inspectoras de Primera Enseñanza y la hija política de una ilustre personalidad que dirigió en vida, La Justicia”. 
Y finaliza: “Era tan bueno que no tiene historia póstuma, que no es posible dedicar a su recuerdo una necrología”.

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