Francisco Fernández González

Chocolates de Lugo premiados en medio mundo

Francisco Fernández González “y su hermano” estaban al frente de  La Proveedora Universal

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El Progreso 28/08/2019

LOS CHOCOLATES DE La Proveedora Universal fueron los más populares en Galicia durante la segunda mitad del siglo XIX. Al frente de la fábrica estaban Francisco Fernández González (Lugo, 1855?), “y su hermano”, cuyo nombre siempre permaneció en la sombra.

Los elaboraban con canela y con vainilla, o sin añadidos, así como gran variedad de tés y cafés.

Otra de sus especialidades _ prácticamente un invento _, son las pastillas de viaje, “pastillas indispensables”, según la publicidad, hechas de un chocolate especial para ser comido en crudo, a razón de 80 pastillas por libra. Su función es reparar la flaqueza de estómago, y se explica: 

“El agua que al que viaja tanto daño suele hacerle, por la variación propia de los puntos que recorre, tomando antes dos pastillas, puede estar seguro le sentará bien; ningún mal efecto puede temer de un vaso de agua”.

Maravíllense, ellas entonan la debilidad del estómago, “que por las horas intempestivas de las comidas suele afligir a la mayor parte de las personas, la tos, y aun calman los padecimientos de la laringe, y suavizan la garganta del polvo y miasma que se aspira en los viajes”.  Un revolucionario adelanto.

Son chocolates obtenidos por máquinas movidas a vapor, frente a los más comunes, a brazo. Los de máquina dan mayor trazabilidad, los otros, mayor tradición.

Los Fernández los exhiben en Reina 8, con el marchamo inconfundible de haber recibido premios en todo el mundo, como en la Exposición de Lugo de 1867, la de Valladolid de l86l, la Universal de Viena de 1873, la Nacional de Madrid con medalla de mérito en 1873, la Regional de Santiago con medalla de plata en 1875, la Universal de Filadelfia en 1876, la de León en 1871, en Lugo nuevamente, con medalla de plata en 1877... Bruselas, Chicago...

La publicidad se hace eco de los éxitos y comunica que “habiendo sido premiados estos chocolates en todas las exposiciones donde se han presentado, ya que eran generalmente aceptados hasta el punto de no poder los fabricantes cumplimentar los numerosos pedidos que se les hacían, se han visto obligados a ensanchar en grande escala la fabricación de este artículo, que hoy puede considerarse como de primera necesidad, montando al efecto máquinas de vapor, según los últimos adelantos”. 

Gracias a lo cual, “no solo han conseguido que su elaboración sea la más perfecta que hasta ahora se ha conocido”, sino elevar su fabricación y venta a más de mil libras por día. “Ésta es la prueba más evidente de que los chocolates de Francisco Fernández y hermano son inmejorables y que satisfacen por completo los deseos del consumidor”. 

En mayo de 1913 celebra pública subasta de su casa número 8 de la calle de la Reina. Como curiosidad recordaremos que el tipo de subasta es de 83.000 pesetas y para tomar parte en ella hay que consignar previamente 4.000 pesetas.

Francisco fue el segundo presidente de la Cámara de Comercio de Lugo, al frente de la cual se encuentra cuando se celebra la Exposición Regional de 1896, en la que se vuelca, dada su gran experiencia en estos certámenes. Casado con Paulina Vivero Veiga, pierde a un hijo de 17 años en 1892, y otro de 41, en 1918. Aún así, cuando muere en 1920 le sobreviven su viuda y seis hijos más, Ascensión, Ildefonso, Trina, Luis, Emilio y Felipe. 

Francisco era caballero de la Real y distinguida Orden de Isabel la Católica y había sido teniente de alcalde del Ayuntamiento lucense.

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