Enrique Chao Espina

Chao Espina, la curiosidad por todo 

El cronista oficial de Viveiro no solo documenta la historia de la ciudad, sino también docenas de temas que le atraen 

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El Progreso 07/07/2020

LA CURIOSIDAD INTELECTUAL de Enrique Chao Espina (Viveiro, 1908) limita al norte con Viveiro, y al sur, con todo lo demás. Sus trabajos periodísticos, publicados fundamentalmente en El Progreso, El Correo Gallego y La Noche, abarcan la ciudad de Viveiro y sus hijos ilustres, pero también temas de muy variada índole, como los estudios sobre la Sábana Santa, la gente que usa barba, los epitafios o las últimas palabras de distintos personajes. Hoy se cumplen los 112 años de su nacimiento.

Muchos de esos temas son tratados con gran sentido del humor, que era una de sus características personales, como su espíritu deportivo en las filas de una club de fútbol local, o nadador en la ría del Landro.

Alumno del cronista oficial de Viveiro, Jesús Noya, será elegido para desempeñar ese mismo cometido después de Juan Donapetry.

Se hace sacerdote en Mondoñedo, donde coincide con Trapero, mayor que él, y con Cunqueiro, menor, entre toda aquella maravillosa promoción mindoniense. Allí coaborará en la revista Vallibria. Él y Fernández del Riego serán los únicos académicos lucenses que reciban a Álvaro cuando ingrese.

Termina la carrera en Lugo el año 1931. Luego se licencia en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza y cursa Magisterio en Santiago. Es doctor en Letras por la Universidad Central y diplomado en portugués por la Escuela Central de Idiomas.

Uno de sus primeros trabajos publicados será Felipe II y El Escorial, en Misión.

Recorre diversos destinos docentes en Puertollano (Ciudad Real), el Instituto de Ferrol, la Escuela de Comercio de A Coruña y otros, antes de ser académico de número de Real Academia Galega, y correspondiente de otras.

Por resumir citaremos aquellos personajes que merecen el estudio de Chao Espina. El primero, Pastor Díaz, a quien dedica su documentada tesis doctoral que se publica en 1972, pero también Luis Trelles, Vicente Cociña, Gonzalo Pérez das Mariñas, Nicolás Fernández- Victorio, Manuel Bujados y muchos más.

Igual de extensa es la lista de premios recibidos que encabeza el Pérez Lugín de 1945, dedicado entonces a Galicia a través de sus leyendas, y en el que Pedro de Llano, Bocelo, futuro director de El Progreso, recibe una mención de honor. En ese momento es profesor del Instituto ferrolano.
También gana el certamen literario celebrado en Lugo al año siguiente, así como los títulos de sus libros, entre los que figuran muchos sobre la historia de Viveiro, Ladrones, lobos, villas, tipos populares y otros temas, los dedicados a las leyendas de Galicia, y los de contenido biológico.

Introducción al libro de los peces de Cornide, Tres monstruos de los mares gallegos y otros temas marineros, de 1975) y La zoología y los animales en la obra del padre Feijóo (1983), que publica por entregas en El Progreso, antes de verlo reunido por Ediciós do Castro.

En esa línea, los Juegos Florales de Foz le premian en 1966 un trabajo titulado Mitad pez y mitad sirena, en compañía de Manuel María y Alfonso Toimil. De sirenas también escribirá en Las Riberas del Eo.

Poesía, libros de enseñanza, traducciones, un curso sobre lengua portuguesa  y la recolección de lo escrito sobre Barbas, barbudos y barbudas, que prologa Evaristo Correa Calderón, completan su obra a vuelo de pájaro. Por todas ellas fue llamado el Tubalcaín de las letras gallegas. 

José Manuel Suárez Sandomingo ha escrito la más extensa y documentada biografía de Chao Espina, que fallece en A Coruña el 19 de enero de 1989. 
 

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