Elisa Vázquez de Gey

Cuatro libros y pico sobre la maharaní malagueña

Elisa Vázquez Gey es elegida para unirse a Anita Delgado de por vida 

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El Progreso (02/06/19)


HACE COSA DE treinta años, Elisa Vázquez de Gey (Lugo, 1955), andaba en labores de promoción libresca con  Queimar as meigas – Galicia, 50 años de Poesía de Mujer, una antología en la que aparecen muchas autoras de Lugo, que siempre fue tierra pródiga en lirismos.

En uno de los actos se le acerca una mujer mayor, de gran elegancia, guapa y llamativa, que le piropea la obra. Se descubre como Victoria Ana María Winans Delgado, un nombre que nada dice a Elisa. Le quiere hacer una proposición de ésas que te cambian la vida y se explica.

Es hija de Victoria Delgado Briones y sobrina por tanto de Anita Delgado, la bailarina malagueña de la que Jagatjit Singh Sahib Bahadur, maharajá de Kapurthala, se enamora perdidamente hasta hacerla su esposa, Valle-Inclán mediante, pues el gallego tiene mucho que ver en la redacción de las cartas que se cruzan antes del sí definitivo (1906).

Y bien, ¿qué pinta Elisa en esa ensalada de amoríos de alta alcurnia que se remonta 80 años atrás (1986)? Sencillo. Victoria tiene en su poder documentación de primera mano y quiere que alguien con  oficio de pluma contrastado escriba la primera biografía autorizada de la maharaní. Después de conocer Queimar as meigas, esa persona ha de ser Elisa Vázquez de Gey. Ni de Málaga, ni de Kapurthala, sino de Lugo.

La muerte cuatro años antes de Ajit Sigh, el hijo de Anita, le anima a dar el paso, antes de que todo se pierda, o de que ella no vea el libro. Elisa se lo piensa, pero poco. Aquello es irrechazable, especialmente después de visitar a Victoria en su casa y comprobar in situ la calidad de la documentación que va a poder manejar, la mayoría inédita y manuscrita, el diario, su libro y cartas familiares, además de recortes de prensa y material de diversa especie. Se hace obligatoria una visita a Kapurthala, pero el personaje está allí en su parte magra.

El resultado se llamó Anita Delgado, maharaní de Kapurthala, que es el retrato fiel de la malagueña; El sueño de la maharaní, que es la novela donde Elisa da rienda suelta a su imaginación para cubrir las lagunas que la precisión biográfica le impide plasmar en el primer libro; La princesa de Kapurthala, una biografía ampliada e Impresiones de mis viajes por las Indias, de la princesa Prem Kaur de Kapurthala (Anita Delgado), en una edición que prepara Elisa.

Sin embargo, antes de abandonar por completo el hilo argumental de la familia Delgado, como lucenses y como amigos, nos gustaría que a Elisa se despojase de la túnica de biógrafa oficial y nos contase, más novelado que documentado, el gran episodio  prohibido en la vida de las dos hermanas, que la propia Anita enuncia en sus memorias: “Mientras tanto mi hermana Victoria se había casado con Jorge Winans. Pero el americano fue un mal marido. Era mujeriego, libertino y aficionado a las drogas. En el verano del 1917 la abandonó por una mujer de poca condición con la que se estaba entendiendo en su propia casa”. 

En efecto, el padre de su confidente fue juzgado por rapto en circunstancias que la prensa de la época define como “novelescas”. Vamos, que piden libro. Antes de casarse con Victoria, ésta exige a Winans que abjure de su religión y que se haga español. El hombre accede y se convierte en Tomás Jorge Winans, bautizándose en la iglesia malagueña del Sagrario.

Una vez casados, se van a vivir con sus suegros y con una niña llamada Carmen García, hija de una prima de la familia y de padre desconocido. Carmen crece y Tomás Jorge huye con ella cuando cumple los 16. Son localizados en Madrid y luego en Córdoba, donde son detenidos. Un abogado les recomienda buscar un padre para Carmen, de forma que con mejor derecho que los tíos de la chiquilla, le otorgue su perdón por la escapada y santaspascuas.

Winans tropieza entonces con Cayetano Muriel, cantaor flamenco al que llaman El Niño de Cabra, que accede a ser padre de Carmen, acabando todos en la cárcel. No me digan que no hay para el quinto libro.

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