Eleuterio María Cao Freire

Cao Freire, de prófugo en Foz, a millonario en los EE.UU.

La familia lo da por muerto en Panamá e ignora que ha acumulado 36 millones de pesetas que les corresponden a ellos

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El Progreso 15/07/2020

EN 1966 SE habla de una fabulosa herencia que ha dejado un hombre nacido en la provincia de Lugo y fallecido en Pittsburgh (Pensilvania) semanas antes. La primera noticia que envía desde Norteamerica la Agencia Efe y que publica El Progreso, habla de un tal Aureliano Freire Cao, muerto recientemente sin dejar descendientes.

Tras el óbito, una emisora de tv norteamericana dedica al caso su programa “Herencias perdidas” diciendo que su fortuna asciende a 600.000 dólares, unos 36 millones de pesetas al cambio. Rápidamente aparecen herederos en Foz y Barcelona.

El alcalde de Foz, José María Beltrán Veiga, averigua nuevos datos para identificar al personaje. Primero pone en orden los apellidos, Cao Freire, y después transforma Aureliano en el correcto Eleuterio María, de modo que queda probado que el millonario es E.M.C.F. (Foz, 1889).

En los días sucesivos llegan cartas a la emisora y a Lugo desde EE.UU., Canadá y México que aseguran tener otras pistas, como que se llama Friero o Freiré.

Beltrán establece con claridad quiénes son los familiares y cesan las especulaciones. Constituyen cuatro partes que son las familias de sus cuatro hermanos: Francisco, que vive en Australia; Manuel, también muerto, y sus hijos, Angélica, ama de casa, y Manuel Cao López, empleado en una fábrica de conservas. Ramón, armador fallecido hace un año, era presidente de la Mutualidad de Accidentes del Mar, y sus hijos Mercedes, ama de casa, Ramón y Francisco Cao Villar, pescadores de bajura. Y finalmente, Francisca, también fallecida, y sus hijos, Marina, ama de casa, Germán y Elisardo López Cao, empleados de una empresa norteamericana en Monrovia (Liberia). 

Los herederos nombran su asesor jurídico a Antonio Pedrosa Latas, para llevar los trámites correspondientes y el cobro del dinero que se encuentra en diversas acciones.

Disponen de un plazo de siete años. Según la legislación de Pensylvania, las herencias yacentes pueden ser reclamadas durante siete años, cuando se trata de bienes muebles. 

El estado nombra administrador a Mr. Martín W. Sheerer, vecino de Pittsburgh, con quien se ponen en contacto Beltrán, como procurador y Pedrosa.

Se calcula que cada una de las partes, satisfechos los gastos e impuestos, podría recibir unos tres millones doscientas cincuenta mil pesetas.

Una de las reacciones ante la herencia es el inicio de pesquisas por parte de Publicidad Maxán sobre la supuesta fortuna de los Cao de Cordido, virrey de las Indias y cuyo solar se encontraba precisamente en Foz. Nada se avanza en ese sentido.

Los Cao Freire ignoran la existencia de su hermano/tío. Saben que embarca unos sesenta años antes a Cuba y que desde allí se traslada a Panamá para participar en las obras del canal, que desde 1904 se reanudan mediante la Comisión Ístmica del Canal, que las termina en 1913.

Desde entonces no han vuelto a tener noticias de Eleuterio y dada la alta mortandad por accidentes que se registra en ellas, lo dan por muerto.

No obstante, no es así y Eleuterio sobrevive al canal y entra en los EE.UU. como ciudadano norteamericano, donde lleva a cabo una productiva y desconocida vida de la que se aprovecharán sus sobrinos.

Solo falta por saber un detalle del que nada se dice y que acabamos de descubrir. En febrero de 1907 Eleuterio es reclamado por la Guardia civil de Ribadeo por prófugo, junto con otros cinco. En julio de ese año ya se sabe que ha tomado un barco rumbo a Cuba. Quizá por esa razón juega en alguna ocasión a despistar con sus apellidos.


 

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