Eduardo Cumbraos y Fouce

Eduardo Cumbraos, el presidente que refunda el Círculo  

Fue durante catorce años secretario municipal de Baleira y posterior recaudador de contribuciones

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El Progreso 10/12/2020
 
HUBO 24 PRESIDENTES del Círculo antes que él, pero Eduardo Cumbraos y Fouce (Lugo, 1841), que lo es desde 1894 a 1899, se convertirá en el más decisivo, pues desde el primer momento se esfuerza en conseguir un edificio propio, el que hoy disfruta.

Cumbraos estudia en el Seminario, pero cuelga la sotana para trabajar en la escribanía de Portas, y tras permanecer 14 años siendo secretario municipal en Baleira, regresa a Lugo como recaudador de Contribuciones, dejando en aquel ayuntamiento una estela de honradez a prueba de caciques. 

Esta condición profesional y su rectitud de conducta serán determinantes para el éxito del proyecto.  

Siendo socio bajo el mandato de su antecesor, Manuel Arrieta, Cumbraos se hace eco del sentir de muchos de ellos y propone emprender la compra de los terrenos oportunos para una sede rumbosa y digna con la que el Círculo se arraigue definitivamente en Lugo.

La compra no puede ser más simbólica y adecuada, pues primero se adquieren tres solares de 737 m² en la calle Aguirre, todavía con Arrieta, y ya con él, en 1895, el terreno entre la Plazuela del Colegio, la Plaza de la Constitución y Aguirre con otros 729 m².

Cinco años antes había muerto su madre, María Josefa Fouce y Díaz, y su familia quedó reducida a su hermana Manuela y a una sobrina, María Villamide, hija de su otra hermana, Dolores, por lo que todo su tiempo libre puede encauzarse hacia la obra. La nueva directiva que él preside cuenta con Camilo López Pardo, Manuel Andrade, Manuel B. Carro, Juan López Peteira, José Bolaño y Norberto Dávila, así como una comisión de otras seis personas encargadas en exclusiva del edificio. Por renovación de cargos entrarán en la directiva  Juan Bellón, Antonio Goy, José Vega Blanco y Jesús Iglesias.

El primer paso es la emisión de un empréstito amortizable con devengo de intereses al 6 por ciento por valor de cien mil ptas, repartidas en acciones de 100, que se satisfacen al contado, o en cuotas mensuales de un duro. Luego se ampliará con otro de 40.000 ptas.

No hay problema para cubrirlo muy pronto. Elegido Luis Bellido como arquitecto, en enero de 1896 se subastan las obras con un tipo de unas 90.943 increíbles ptas y 70 cm. Gana la subasta el contratista José Vila Veral.

Desde el 30 de junio de 1897 hay muchas y variadas fiestas e inauguraciones. La entrega de las obras, el abandono de los anteriores locales, el banquete de los socios, el primer baile... y el primer problema. Como los socios acuden con sus hijos, muchos de ellos niños todavía, arman tal escándalo que en lo sucesivo se prohíbe la entrada a los infantes.  

Pero el resultado asombra a todos y quienes conocen la sede la comparan con la de El Sitio, de Bilbao, el único de España a su altura. Los frescos del italiano D´Almonte _ considerados unos derroches artísticos_, son muy ponderados y en general Bellido y él solo escuchan parabienes, lo cual en Lugo es harto raro. 

Como prueba del agradecimiento que los socios sienten, se encarga un retrato de Cumbraos al pintor Gumersindo Pardo Reguera y se acuerda que permanezca siempre expuesto en la sociedad. Asimismo, se le nombra socio de mérito mediante un diploma dibujado por el socio Flores. Tampoco hubiese sido un exceso hacerlo presidente de honor.

Cumbraos muere en 1902 y su entierro es un desfile de lucenses agradecidos, con una comitiva de todas las representaciones, veinte pobres que siguen el féretro y profusión de coronas, una de las cuales, naturalmente, es la ofrecida por el Círculo.

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