Dino Pacio Lindín

Dino Pacio Lindín, al rescate de la juventud en NY

Imparte clases en cuatro universidades y su proyecto Solidaridad Humana es reconocido internacionalmente

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El Progreso 18/11/2021

HOY SE PRESENTA en Lugo el libro homenaje que le rinden amigos y conocedores de su magna obra. Sí, porque Dino Pacio Lindín (A Pastoriza, 1934), hace en esta vida lo que los alquimistas exigen para que una obra sea calificada así, aunque no siempre se culmine con la obtención de la piedra filosofal.

La de Dino será sin duda tan preciada o más porque son muchos los que se han beneficiado de su humanismo cristiano y de su sabiduría.

Desde el barrio de Ximil en Santa María de Bretoña, Digno, el nombre que usa en sus treinta primeros años,  destaca como alumno del Seminario de Santa Catalina de Mondoñedo, donde a los 17 consigue el primer premio en Latín.

Estudia gracias a la Junta Central de Becas y es universitario en Roma y Comillas, donde acaba con el número 2 de su promoción, cuando el 1 es el futuro duque consorte de Alba, Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate.

El obispo Argaya Goicoechea lo hace presbítero en 1960 en compañía de su paisano Alberto González Seivane, y pasa a ocupar la parroquia de San Cosme de Galgao en el vecino Abadín.

Otro paisano suyo, el escritor y periodista Carlos González Reigosa, cuenta en el libro que hoy se presenta cómo Pacio Lindín rechaza las ofrendas gastronómicas que los fieles llevan al santo _ “pitas, ovos, lacóns, patacas...” _, con un expresivo grito: “Os santos non comen!”, que será recordado por todos, como lo será él mismo, pues allí deja su impronta, por ejemplo, en la construcción de un nuevo cementerio.

Dino de Ximil, todavía Digno en los papeles, es profesor de Ética e Historia de la Filosofía en el Seminario mindoniense, donde da muestra de su alta preparación con conferencias en días puntuales, como la que pronuncia el día de Santa Catalina de 1963 y que finaliza diciendo: “El concilio creará un ambiente respirable en España”, una opinión muy crítica para buenos entendedores.

Como recoge Reigosa, entonces el comentario general ya es: “Este ha ser un bispo grande…, se antes non se escorna”.

Viaja por Europa, termina un curso en Oxford  y obtiene tres licenciaturas universitarias antes de emprender la aventura americana, donde recibe clases de los padres de la Sociología moderna, Talcott Parsons y Robert Merton. Él mismo será profesor en las universidades de Fisher y Fordham, y más adelante, en las de Rochester, en la de la ciudad de Nueva York (CUNY) y en la del Estado, o SUNY.

Estamos en el revolucionario año de 1968 y Dino intuye la llegada de una nueva sociedad, que traerá también nuevos problemas. En el 69 intenta publicar en España el libro Juventud Radical 1956/68, pero topa con la censura hasta 1978.

Comienza entonces su trabajo en la rehabilitación de drogadictos. Su conclusión es que no habrá rehabilitación a las adicciones hasta que no se curen las raíces del mal que está incrustado en el sistema social.

También centra sus esfuerzos en la enseñanza a jóvenes latinos que deambulan por las calles de la Gran Manzana, en especial en el Bajo Manhattan. En 1973 la Campaña para el Desarrollo Humano escoge la iniciativa de Dino entre miles de propuestas y concede a Solidaridad Humana 21.000 dólares para pagar a 14 profesores y una directora, la mitad de los cuales ya eran alumnos suyos.

Pronto tendrá más de 250 estudiantes. Un buen arranque, cuya continuación puede conocerse con detalle en el acto y en el libro que hoy se presenta.

En otro orden de cosas, secularizado tiempo antes, se casa en 1980 con la colombiana de Calí, Cielo  Manzano, y ambos son padres de dos hijas, Silvia y Raiola. 

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