Constantino Rodríguez Gutiérrez

Constantino Rodríguez populariza la fotografía en Lugo

Fue un excelente retratista y el primero en vender los productos Kodak a todo tipo de clientes

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El Progreso 09/09/2021

EN UN ARTÍCULO laudatorio que le dedica el año 1910, Juan Ramón Somoza se refiere a Constantino Rodríguez Gutiérrez (Lugo, 1879), como un artista de la fotografía de mayor altura que muchos americanos. No es que Somoza los conozca a todos, pero sí había trabajado con cubanos y norteamericanos.

Constantino se interesa por ese nuevo arte de plasmar imágenes desde su juventud, en los albores de la técnica, y crece con ella hasta alcanzar en efecto un gran dominio sobre sus posibilidades.

Además de la fotografía de Conde Pallares, 11 _así se llaman entonces los estudios _, el hombre será corresponsal en Lugo de Vida Gallega, El Pueblo Gallego, Nuevo Mundo y Estampa, de Vigo y Madrid respectivamente. También hace reportajes de encargo y fotografía forense, cuando le ayuda su hijo Constantino Rodríguez López-Valiente, amigo de Fole, al que le invita para acompañarle y conocer los cadáveres de los primeros represaliados en 1936, una visión que al escritor le causa un profundo espeluzno.

Este hijo, nacido en 1907 y fallecido en 1964, era sobrino político de Nilo Fernández Castro, ya que una hermana del abogado y periodista lucense es la madre de su mujer, Laura Ramos Fernández.

El padre se hace con la delegación en la ciudad de Kodak/Brownie, lo que le permite afianzar su negocio con una marca que dominará y popularizará el mercado fotográfico de los próximos años.

El revelado de cámaras Kodak en los años treinta cuesta 48 pesetas, el de Brownie, desde 21. También patrocina incipientes concursos de fotografía con donaciones de diversos materiales.

En 1928 forma parte del Comité Paritario interlocal de Artes Gráficas, creado por el Ministerio de Trabajo. Lo preside José Gayoso Castro y con ellos se integran Hipólito Pillado, Modesto Travadelo, Purificación de Cora Sabater y Ricardo Reigosa Vidal. Veranea en San Pedro de Benquerencia.

En el artículo ya citado, Somoza afirma que no conoce a nadie que se haya quejado de un retrato realizado por Rodríguez, y lo cierto es que adquiere fundada fama de ser un gran retratista. Los que de él conocemos _ José Lomas, Alfredo Rodríguez Labajo, Benigno Varela o la imagen oficial del obispo Plácido Ángel Rey Lemos para su entrada en Lugo_, destacan por un intento de combinar la formalidad clásica con la máxima naturalidad del personaje. 

Organiza varias exposiciones de retratos, como una en 1913 que es muy admirada, lo que provoca nuevos encargos, de tal forma que son muchas las casas lucenses donde cuelgan fotografías de Rodríguez.

También ofrece ampliaciones al bromuro y al colorido, y dicen que la imitación de la tela es tan perfecta, “que nadie podrá superarla”. 

El fotógrafo está presente en muchos de los bailes del Círculo das Artes que se celebran a lo largo del año, pues sabe que la gente cae fácilmente en la tentación de dejarse fotografiar cuando acude con sus mejores galas. Y si el baile es de carácter infantil, la foto es casi obligada.

Las hace para la Liga de Amigos, para la Cantina y para otras asociaciones. Cuando el acto es para fines benéficos, el fotógrafo no tiene inconveniente en cederlas gratis et amore.

De su matrimonio con Carmen López Valiente tiene cinco hijos. Además de Constantino, son Conchita y Mercedes, que mueren siendo niñas en 1917 y 1919; Ángela y Carmen. En 1920 queda viudo y en ese estado permanece los veintisiete años restantes que le quedan de vida.

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