Bernardino Pardo Ouro

Pardo Ouro, en la vanguardia española de la epidural

El ginecólogo de Palas de Rei y José María Bedoya la utilizan en la clínica madrileña de Botella Llusiá

Bernardino_Pardo_Ouro_CROMO

El Progreso 09/03/2022

EN LA PRIMAVERA de 1912 se casan Pura Ouro Arias y José Pardo Esperanza, secretario de Juzgado, recaudador de contribuciones y propietario del pazo de Santa Mariña del Castro de Amarante. Ella es hija del alcalde de Palas Manuel Ouro Besteiro, con casa solar en el lugar de Leilón, parroquia de San Cibrao da Repostería, al norte de Santa María de Pidre, donde se encuentra el lugar y pazo de Chorexe, hogar del novio.

Son los padres de seis hermanos, entre ellos, Carlos, Mercedes, María y Bernardino Pardo Ouro (Palas de Rei, 1916), citados en desorden cronológico. Interno en el Colegio de la Compañía de Monforte solventa el bachillerato para estudiar Medicina en Santiago y acabarla en Madrid. Antes se cruza la guerra por medio y se hace teniente provisional,  voluntario en la primera Bandera de Lugo y miembro de Falange para ser jefe de las Milicias del SEU y las Milicias Universitarias de Santiago. 

En 1942 acabará la carrera dentro del equipo del reconocido obstetra José Botella Llusiá, que le dirige la tesis El parto sin dolor. Historiadores de la anestesiología en España como Franco, Cortés y Diz, citan a Bernardino Pardo Ouro y a su colega José María Bedoya entre los más destacados especialistas que utilizan la novocaína para la anestesia epidural sacra en la década de los 40, hasta que en 1948 es nombrado maternólogo del Hospital Provincial de Lugo, lo que supone su regreso a Galicia.

Por lo tanto el médico lucense forma parte de la moderna avanzadilla de la epidural en España, un aspecto semidesconocido en las biografías del ginecólogo de Palas.

En 1955 también va a intervenir en la VII Reunión  de la Sección Ginecológica Española en Santiago con una comunicación sobre El Síndrome de Meigs por tumor maligno de ovario.

Nada más llegar de la capital y a través de Antón Penas Goás conoce a una chica que también viene de Madrid, aunque ha nacido en Obispo Aguirre. Se llama Conchita Teijeiro, con la que en pocos meses forma feliz matrimonio, siendo padres de ocho hijos. Chiqui, recientemente fallecida, Bernardino / Mano, Fico, Carlos, María, Cachucho, Alejandro y Paula.

A Paco Rivera le confesó que al lado de la fotografía de todos ellos, llevaba en la cartera la de “mis terneros más queridos” y que sabía los nombres de sus cuarenta vacas, una de las cuales fue noticia nacional por haber parido cinco terneros el mismo año, en un parto doble y otro triple.

El contacto con Chorexe es intenso, máxima a partir de 1955 cuando fallece Pardo Esperanza. Su entierro concentra a cientos de personas, lo que prueba también la enorme popularidad que su hijo estaba alcanzando.

Se le dice padre de varias generaciones de lucenses porque ve nacer a miles y está siempre preparado para intervenir en los trances. También lo está para participar de forma intensa en la vida social de Lugo.

Fue presidente del Casino e inaugura durante su mandato el nuevo salón de fiestas que le da renovado impulso a la sociedad. Participa en los cursillos de formación prematrimonial, preside la Cámara de la Propiedad Urbana, es directivo del Colegio Médico y en 1964 es nombrado director del Hospital Provincial San José.

Directivo-fundador del Aero Club, directivo del Club Deportivo Lugo, presidente del Banco Gallego y de Complesa fueron otros de sus cargos.

En marzo de 1985 se organiza un homenaje al doctor que vivía sus últimos días. Como en el caso de su padre, todo el mundo quiso estar en aquel acto que era, lo sabían, su despedida en vida.

Más en Álbum de los lucenses