Antonio Fernández Ferreiro

Antonio Fernández,  asesinado para bautizar el Grapo

Es su primer servicio en la Policía Armada y la banda decide pintar Madrid con cuatro víctimas

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El Progreso 01/10/2020

EL NOMBRE DE la banda terrorista GRAPO resulta de las iniciales Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre y aunque esa no es la fecha de su fundación, sí lo es del cuádruple atentando llevado a cabo en Madrid el 1 de octubre de 1975, hace hoy 45 años, en el que dan muerte a otros tantos policías. Uno de ellos es Antonio Fernández Ferreiro (Lugo, 1952).

Los cuatro lugares en los que atenta el Grapo ese día dibujan sobre el mapa de Madrid una cruz o unas aspas de evidente simbolismo. La acción se prepara como venganza contra las ejecuciones de tres miembros del FRAP y dos de ETA, cuatro días antes, el 27 de septiembre.

Franco estaba a punto de iniciar el deterioro físico que lo llevará a la tumba en apenas dos meses, el 20 de noviembre.

Antonio es hijo de José Fernández Fernández y de Concepción Ferreiro González, de 61 y 58  años cuando tiene lugar el atentado. Son padres de otros cuatro hijos y viven desde hace tres años en A Coruña. José ha tenido que desplazarse a Madrid para hacerse cargo del cuerpo de su hijo, de 23 años de edad, para trasladarlo a Galicia.

La vida solo le da tiempo para cumplir el servicio militar en A Coruña y para ingresar en la Policía Armada, de cuya academia sale el anterior mes de abril como miembro de su última promoción. Aquella mañana del 1 de octubre es la de su primer servicio.

Le corresponde la vigilancia de las oficinas del Banco Español de Crédito en la calle del Marqués de Corbera número 37, en La Elipa, muy cerca de donde se instalará Torrespaña.

A las 9,30 de la mañana entran dos individuos jóvenes en la sucursal. Uno encañona a los empleados y otro le dispara a bocajarro, tal como se encuentra, apoyado en el mostrador leyendo el periódico. Uno de los proyectiles le alcanza en la boca.

Si alguien pudo pensar que se trataba de un atraco a mano armada, las dudas se disipan cuando una vez en el suelo, se vuelven hacia él y lo rematan de nuevos disparos. Solo hay dos o tres clientes y el número de disparos realizados fueron cinco.  

Aunque Antonio se mantiene con vida, muere cuando es trasladado a la Residencia Sanitaria Francisco Franco.

Los tres miembros del Grapo que realizan el crimen son Eugenio Jesús Bueno de Pablos, que dispara, José María Sánchez Casas y Juan Carlos Delgado de Codes, alias Herrera, que actúa como jefe del comando. La huida se produce en un Seat 127 rojo que esperaba a los dos que entrar en la sucursal.

La primera reacción de su madre en A Coruña es de una entereza que sorprende a periodistas y lectores: “Yo perdono a los asesinos, pero, por Dios, que acabe esta locura".

Las otras tres víctimas que enmarcan el nacimiento del Grapo son Joaquín Alonso Bajo, Agustín Ginés Navarro y Miguel Castilla Martín. Sus asesinos, nombres conocidos de la banda: Pío Moa, Cerdán Calixto, Francisco Brotons Beneyto, Abelardo Collazo Araújo, José Balmón Castell, Manuel Gil Araújo y Fernando Hierro Chomón, además de los citados.

Juan Carlos Delgado de Codes, en 1979 máximo responsable de los grapos es localizado en la plaza de Lavapiés. Toma un taxi y es perseguido hasta La Elipa, precisamente el barrio donde lleva a cabo el atentado contra el policía lucense. Al comprobar que es seguido, abandona el taxi y huye. Como no se detiene a los disparos al aire, se produce un disparo contra él que le alcanza y del que morirá cuando es trasladado al  Francisco Franco,   como si le estuviese reservada una muerte en parecidas circunstancias a las de su víctima.
 

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