Ángel Fernández Vázquez

Ángel Fernández, centenario y decano de los maestros españoles 

El de Palas de Rei estudia Magisterio para ser admitido como pretendiente de su novia por la familia de esta

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El Progreso 02/09/2021

EN SU MOMENTO fue el decano de los maestros españoles, pues llega y sobrepasa los cien años de existencia, pero Ángel Fernández Vázquez (Palas de Rei, 1865), atesora en su existencia otros motivos para ser incluido en esta colección de lucenses.

Nace en la parroquia de Santiago de Mosteiro de Devesa en el seno de una familia de humildes agricultores. Un día, en edad ya de mocear, se fija en una jovencita de la que se enamora perdidamente. Para su fortuna, es correspondido, pero para su desgracia, la familia de su enamorada se opone a las relaciones entre ambos, porque Ángel “es muy poca cosa” para la niña.

La niña es Purificación Pardo Canseco, también emparentada con los Rivadeneira y por lo tanto, con perspectivas de aspirar a lo que la familia considera una buena boda.

Pero ni Ángel ni Purificación renuncian a sus planes y si la condición es ascender en la escala social, él está dispuesto a hacerlo como sea. De ese modo, estudia por libre Magisterio y les demuestra a los Pardo Canseco hasta qué punto su amor no es flor de un día.

El matrimonio se consolida y juntos son padres de once hijos. Los destinos de Ángel son sucesivamente Pontedeume, O Incio y Palas de Rei, donde durante muchos años es la única escuela del municipio, aunque eso sí, con ausencia absoluta de cualquier instrumento de ayuda.

En O Incio tiene como alumno a Miguel Nóvoa Fuentes, que había nacido en Romariz y que será obispo auxiliar de Santiago. De ese período le queda el recuerdo de las jornadas dedicadas a la caza, a la que es gran aficionado.

Entre los miles de niños que aprenden con él los rudimentos del conocimiento se encuentran universitarios de todas las disciplinas.

Finalizando el XIX, con motivo de algo que no recuerda cuando es centenario, lo recibe en Madrid la Regente María Cristina, la madre del rey Alfonso XIII, se supone que en compañía de otros maestros.

Enviuda en 1922, un año trágico por la familia, pues entonces también muere una de sus hijas, que era monja, y un hermano.

A él todavía le quedan por vivir cuarenta y tres años, la mayor parte de los cuales permanece en Palas y los 18 últimos, en Lugo, al lado de su hija Victoria Fernández Pardo, que precisamente trabaja como taquillera del Cine Victoria, de Cosme Iglesias Trevín. Solo le van a sobrevivir otros cuatro hijos, Amparo, Fidel, Demetrio y Julia, también maestra en San Xurxo de Asma, en Chantada.

Se jubila en 1935 con una paga de 300 pesetas y así vivirá sus tres últimas décadas, pues esa cantidad no se actualiza hasta 1963.

Cuando a los cien años se le reconoce como decano de los maestros españoles, confiesa que ha tenido una excelente salud, pues solo recuerda haber padecido una pulmonía doble y una indigestión. Y cuando un amigo acude a su domicilio de la calle Perpetuo Socorro para felicitarle por llegar a centenario, le replica:

_ ¿Cien años? ¡Cumplo muchos más!

Algunos alumnos no se olvidan de “Ángel el maestro”, aunque ellos mismos también son talludos, cercanos a los ochenta años y por ahí. Uno le regala dos quesos, lo cual agradece porque el centenario come “incluso tocino”, como le confiesa su hija al periodista Ángel de la Vega, que lo entrevista con motivo del cumpleaños.

Se encuentra bien en todos los sentidos, aunque patina un poco a la hora de calcular su edad, como queda dicho, y también porque en algún momento se queda adormilado para despertar de golpe y hacer algún comentario, siempre muy ingenioso, pues ha sido gran conversador.
 

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