Marem Ladson: "Tocar en O Son do Camiño es la mejor fiesta de graduación"

Parecía una promesa del folk, pero Marem Ladson quiere y necesita reinventarse. Este viernes actuará en el O Son do Camiño, una cita que confirma su imparable trayectoria

Marem Ladson. EP
photo_camera Marem Ladson. EP

EN LA MISMA semana se ha graduado en la carrera de Relaciones Internacionales y va a tocar delante de más de 33.000 personas en el Monte do Gozo de Santiago. Es Marem Ladson, tiene 21 años y aunque es hija del mítico jugador de baloncesto del Club Ourense Willie Ladson, lo suyo no es la competición. Lo suyo es la música.

Su padre fue jugador de baloncesto y sin embargo usted ha optado por la música. ¿Nunca le interesó seguir el camino de su padre?
La verdad es que el tema del baloncesto nunca me interesó demasiado. Lo mío siempre fue la música.

Nació en Ourense, creció en Nueva York y Houston y hace dos años se mudó a Madrid para estudiar Relaciones Internacionales y probar suerte en el mundo de la música.
Hubo muchos momentos difíciles en los que pensé que tendría que dejar la carrera. En los primeros años trabajé de niñera y azafata para pagarme los estudios. Fue difícil seguir luchando por mi sueño, ir a clase, tener un trabajo. Pero tuve la suerte de contar con el apoyo de mi entorno, y este miércoles por fin me gradué y acabé la carrera. Así que ahora mi plan es seguir en Madrid, seguir trabajando en la música y que todo siga adelante.

Y qué mejor que celebrarlo en O Son do Camiño.
Es la mejor fiesta de graduación posible [risas].

¿Por qué Relaciones Internacionales?
Es muy genérica, muy global, te enseña a tener pensamiento crítica. Y también para aplicarla a mi forma de pensar, a mi forma de entender el mundo y a mi manera de componer canciones que traten sobre aspectos que me importan. Cuestiones sociales, raciales, inclusividad... canciones que tengan un mensaje más inclusivo, que transmitan ese poder femenino.

Es usted una artista que busca arriesgarse, alejarse de lo convencional.
Hay que arriesgar. Sobre todo ahora, que es un momento interesantísimo en la música en España. Hay un montón de artistas nuevos que reinventan sonidos con propuestas súper frescas. Quiero formar parte de esa transformación de la música que estamos viviendo. Si no se arriesga, no se renueva la escena.

Ganó el Dcode en 2017 y desde entonces le ha cambiado la vida. Daba pequeños conciertos hace tres años y ahora ha tocado en el FIB y hoy lo hará en el O Son do Camiño. ¿Cómo se asimila todo esto?
Trabajando mucho y dando muchos conciertos. Es cierto que desde que empecé a tocar en festivales e incluso antes de publicar mi primer disco, he tenido una acogida muy guay y estoy muy agradecida.

¿Es consciente de que es un fenómeno emergente en la escena?
No pienso tanto en fenómenos o cosas así. Creo que ahora mismo en la escena nacional están surgiendo voces nuevas, propuestas nuevas. Aprecio mucho que se me valore y se me escuche.

Llegó a Madrid y firmó con Mont Ventoux (antes Gran Derby Records) un sello independiente conocido por la calidad de su trabajo. ¿Tenía que ser así?
Sí, es un buen punto de partida. Al final compartimos una misma visión, una misma forma de entender la música y el proceso creativo. También considero que, en cierta medida, estoy como dentro de esa escena indie en España. Aunque sí que es cierto que las fronteras entre el indie y el mainstream se están desdibujando cada vez más. Creo que esto es positivo. Me encanta trabajar con el equipo que tengo, me apoyan mucho y poco a poco iré ampliando mis horizontes.

Y grabó su primer disco en El Invernadero con Brian Hunt, músico y productor de figuras ya consolidades como Russian Red o Anni B Sweet.
Sí, produjo mi primer disco. Me han acompañado en esta gira y se han involucrado en el directo también. Llevar las canciones del estudio al directo ha sido fácil, porque al final éramos los mismos músicos que grabamos el disco, así que el directo es muy fiel al sonido de estudio. Esta es una etapa en la que estoy terminando de presentar el disco. Durará todo el verano y después me pondré de lleno con el segundo trabajo.

En Marem Ladson, su primer lanzamiento, hay canciones que escribió en 2012 y canciones que compuso en 2018. Un verdadero repaso a su crecimiento personal y como artista.
Es el proceso, tal cual. Es como una recopilación de todas las canciones que escribí en la adolescencia. Por eso estoy muy emocionada de poder presentarlas en O Son do Camiño y cerrar esta etapa, me quedan muy poquitos conciertos.

¿Hacia dónde se encamina el segundo disco? ¿Escucharemos sonidos que se alejen del folk y el pop que le han caracterizado hasta ahora?
Estoy componiendo, grabando sin parar, porque al final es un poco la idea. De hecho he sacado una canción nueva para que no haya una sensación de vacío, me apetece que estén saliendo cosas todo el rato.

Ha vivido en EE.UU y en España. ¿Juega un papel en su música?
No sabría decir qué partes hay en mi música, pero en mí misma, en mi identidad, hay influencias de los dos lugares. Y en las nuevas canciones se nota mucho más. También la mezcla de español e inglés, que refleja esa doble identidad. En el sonido siempre he tenido influencia norteamericana e inglesa. Mi perspectiva, mi visión general, está enriquecida por muchas influencias.

Esa doble identidad quedó plasmada en sus dos primeros singles, All my Storms y Shades of blue.
Creo que lo interesante es que no te defina tanto el género, sino lo que es más inherente a ti, tu voz, los instrumento o los arreglos. Al final puedo cambiar mucho de géneros pero sigo siendo yo, eso refuerza mi personalidad. Siguen siendo mi voz, mis letras, mis composiciones. Es interesante reinventarse.

Dijo una vez que componer le cura. Sin embargo después se sube a un escenario a cantar, literalmente, su vida.
Componer y escribir canciones es terapéutico. Cuando terminas tienes esa satisfacción de tener algo tangible que puedo tocar hasta mil veces hasta hacerla diferente. Pero los conciertos también son terapéuticos, porque conectas con la gente y le transmites ese mensaje que escribiste.

De pequeñas salas a tocar delante de 33.000 personas y compartir escenario con Rosalía o Iggy Pop. ¿Se lo cree ya?
Al final es lo lógico, crecer si trabajas duro. Compartir cartel con artistas tan increíbles como los que has nombrado y otras bandas como Cariño, Baiuca, Ortiga o Black Eyed Peas, que me hacen muchísima ilusión. Y ver que poco a poco voy creciendo de manera paralela con otras bandas que empezamos a la par. Es muy bonito ver esa evolución.

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