Un balón entre dos continentes

El joven fonsagradino Jorge López Álvarez aprovecha su viaje de voluntariado a Senegal para enseñar a jugar al fútbol a los más pequeños, que lucen camisetas del equipo de la localidad, en el que López compite
Jorge López, a la derecha, con jóvenes senegaleses. EP
photo_camera Jorge López, a la derecha, con jóvenes senegaleses. EP

Jorge López Álvarez, un fonsagradino de 23 años licenciado en Inef y especializado en profesorado y deportes colectivos, está aprovechando su viaje de voluntariado al pueblo de Kédougou, en Senegal, para enseñar a jugar al fútbol a los más jóvenes, que compiten entre ellos con camisetas del equipo de su localidad natal, en el que milita.

Hace casi dos semanas que Jorge llegó a África con la intención de poder vivir de primera mano cómo es el día a día en Kédougou y ayudar a los vecinos.

Apenas quince días antes de su partida, su compañero y capitán del Fonsagrada Fútbol Club, Silbán Rodríguez Palmeiro, le sugirió la idea de regalar a sus futuros pupilos en África equipación de diferentes colores, no solo para que pudieran tener camisetas que les ayudasen a diferenciarse entre equipos al jugar, sino también para dejar un poco de A Fonsagrada en Senegal.

El joven confiesa que la idea de visitar el continente africano llevaba en su cabeza bastante tiempo. Aficionado a los viajes, recorrió Europa dos veces en Interrail y visitó México. Sin embargo, tenía ganas de que África fuera distinto. "Cando estiven en México aloxeime en hoteis e vin sitios moi turísticos. Foi aí cando me decatei de que debía aproveitar as ganas que tiña de ir a África para facelo cun voluntariado e así poder saber como é a vida alí e colaborar coas persoas", indica Jorge.

RUTINA. Así fue como este fonsagradino contactó con la ONG Juventud en Acción e hizo las maletas hasta una pequeña zona de Senegal, donde vive con una familia y compañeros del programa de voluntariado en una de las casas del lugar.

Cada mañana, echan una mano a los vecinos de Kédougou en sus labores, como plantar maíz o algodón. Por la tarde, Jorge puede estar con los niños y hacer actividades con ellos y entrenamientos de fútbol, si el tiempo se lo permite.

"As condicións de vida son moi duras. As casas son moi pequenas, algunhas case chabolas. Na que estou temos unha bombilla e electricidade dende as oito da mañá ata as seis da tarde, sempre que non chova ou faga tormenta, o cal é moi frecuente. Para lavarnos, temos que ir ao pozo ou ben ao río", comenta. "Comemos tres veces ao día, normalmente arroz ou cereales, nunca carne ou peixe. Nos días de celebración, faise pasta, algo que é case un luxo aquí", añade.

Reconoce que cuando vuelva a casa, a comienzos de septiembre, se sentirá afortunado de tener agua y luz, pero a pesar de que el cambio entre los continentes es "moi grande", para él estar allí es una manera de cumplir "a gran débeda que temos con África dende a colonización".

A pesar de la pobreza, el joven asegura que en ninguna otra ciudad vio a gente paseando con tanta felicidad y ganas de ayudar

Jorge destaca que no hay nada que se parezca al estilo de vida que llevan los habitantes de Kédougou. A pesar de la pobreza, asegura que jamás vio en ninguna ciudad a gente paseando con tanta felicidad en sus rostros y ganas de ayudar.

"O primeiro que me dixeron cando cheguei aquí é que compartir é vivir. Todo o mundo ten unha actitude educada e xenerosa, os nenos desvívense por ti... Nun lugar no que hai tan pouco, non hai cabida para o egoísmo, e iso nótase moitísimo", cuenta. Por eso, no duda en animar a cualquiera a vivir la experiencia y aprender de los que "menos necesitan".

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