La asociación Teitos de Piornedo no se da por vencida en su intento de preservar las pallozas, esas construcciones con pared de piedra y techo de paja de centeno que constituyen una expresión de la arquitectura prerromana en Os Ancares. Las peticiones de ayuda a Xunta y Diputación para rehabilitarlas cayeron en saco roto. De ahí surgió la idea del colectivo de organizar un curso de techadores al que acuden nueve alumnos, entre ellos un padre y sus dos hijos. "Esta formación non é máis que un pequeño gran de area, xa que a recuperación desta tradición é máis complexa. Antes do teitado hai que plantar do cereal e facer a mallega", indica Lola López, una de las integrantes del colectivo.
Los inicios no fueron fáciles, ya que los jabalíes estropearon la primera cosecha de centeno, allá por 2017, y hubo que cerrar la finca. "Non se recolle suficiente centeo para as necesidades existentes, pero tratamos de recuperar e manter os eslabóns do proceso", agrega Lola López.
Las personas inscritas conocen este oficio de la mano de Juan de Burbia, un techador conocido por el nombre de su aldea de residencia, cercana al pico de Mustallar. Enseña a los alumnos a "facer os colmos e atalos cun brincallo para poñelos sobre o cango, a estrutura de madeira que os soporta", indica la portavoz de Teitos de Piornedo. El curso lo impulsa el Centro para o Desenvolvemento Rural (CDR) de Os Ancares y los asistentes se reparten en dos turnos. El primero acudió este fin de semana, en jornadas de ocho horas.
El reto es contar para el futuro con nueve techadores, "pois son xente á que se lle ve interesada, con compromiso, aínda que somos conscientes de que só co seu traballo non será posible garantir o futuro das pallozas", dice Lola López. La recuperación de los techos de centeno es la ambición de la asociación, pero "teitar unha palloza é moi custoso. Pode oscilar entre os 50.000 e os 90.000 euros, dependendo do seu tamaño. Hai que ter en conta tamén os salarios e a escasez de colmo, que traemos de Astorga", indica. Piornedo cuenta con 17 pallozas, cuyos tejados pueden aguantar en condiciones dos décadas con un mantenimiento adecuado.
PASIVIDAD. La pasividad de las administraciones ante la conservación de estos inmuebles históricos, que son Bien de Interese Cultural (BIC), resulta chocante. Aunque no se puede obrar en ellas sin los preceptivos permisos, las ayudas brillan por su ausencia desde hace unos seis años. "En decembro falamos co conselleiro de Cultura para ver se podían consignar algunha partida este exercicio e dixo que non se podían conceder estas axudas porque eran propiedades privadas. Soa a escusa, xa que son BIC e outras veces xa se arranxaron. Son monumentos singulares, pero ninguén se preocupa deles", manifiesta López.