Sin pasto que llevarse a la boca

La sequía del verano y el gélido invierno han reducido drásticamente los forrajes en la montaña lucense. Los ganaderos se han visto obligados a comprar alimento para el ganado, que ante la gran demanda ya empieza a escasear. Las pérdidas en las explotaciones son cuantiosas y los afectados califican la situación de «grave

Un grupo de reses de A Fonsagrada comiendo forraje. EP
photo_camera Un grupo de reses de A Fonsagrada comiendo forraje. EP

LOS GANADEROS de la montaña lucense que tienen sus explotaciones en régimen extensivo están desesperados. Las extremas e inusuales temperaturas de las últimas estaciones han causado una enorme reducción del forraje con el que alimentar a sus reses y a estas alturas del año los pastos que tendrían que estar reverdeciendo no han empezado aún a dar sus frutos.

Esta grave situación comenzó a gestarse en la primavera y el verano pasados, épocas de mayor crecimiento de los prados. La ausencia de agua ocasionó una reducción del 50% del forraje destinado a ser conservado para alimentar a los animales en invierno. A esta carestía hubo que sumarle que las gélidas temperaturas invernales y la entrada de una primavera más fría de lo habitual no han permitido por el momento abonar la mayoría de los pastizales para poder ser sembrados y que rebrotasen.

Una de las zonas más afectadas por las duras condiciones climatológicas de los últimos meses, con continuas nevadas, es la comarca de A Fonsagrada. «Non recordo unha situación similar en moito tempo. A maioría da xente está baixo mínimos e logran saír adiante a duras penas», señala Marcos López, presidente de la asociación de ganaderos de A Fonsagrada.

Los propietarios de las explotaciones llevan meses comprando hierba, con las consecuentes pérdidas económicas que esto supone. «Todo o que estamos mercando neste tempo implica un grande prexuízo para nós, pois trátase de cartos que nunha época normal poderiamos aforrar porque os animais xa terían que estar pastando a estas alturas», explica un ganadero de Neiro, que tiene una granja con más de 200 reses.

El hombre comenta que lo habitual en un año normal «é ir tirando» con las reservas acumuladas. «Como moito podería mercar uns cantos rolos para ter de sobra, pero nunca tiven este grave problema de quedar sen nada». Señala que a día de hoy no solo ha agotado sus reservas, sino que lleva ya tiempo comprando suministro. «Merquei máis de 160 rolos, un camión de palla e outro de herba e aínda non me vai chegar», lamenta y cuantifica las pérdidas económicas en más de 5.000 euros.

La demanda de suministro es tal que el forraje ya comienza a escasear por la zona. De hecho, los afectados indican que ya han empezado a comprar los rulos a otras provincias gallegas y paja a comunidades como León, con el perjuicio económico que supone pagar los portes. «A xente de por aquí que ten reservas non quere vendelas porque as necesitan e como temos que recorrer a sitios lonxanos sáennos moi caras as viaxes», precisa otro afectado, quien añade que actualmente están pagando cada rulo hasta diez euros por encima del precio normal.

«Todas as semanas fago varias viaxes para traerlle herba á xente. A situación é tan grave que podo dicir que incrementei os traxectos dunha época normal nun 200%. É algo fóra do común», comenta uno de los transportistas de la zona, quien dice que aunque intenta ajustar al máximo los precios «a gasolina hai que pagala e non é o mesmo ir aquí ao lado que percorrer centros de quilómetros».

SIN RESERVAS. Algunos afectados indican además que en alguna ocasión les han llegado pedidos en mal estado pues, dada la excepcionalidad de la situación, se están vendiendo rulos con cerca de dos años de antigüedad. «Agora xa te aferras ao que veña», se quejan.

Los ganaderos remarcan que esta situación se vive en exclusiva en las explotaciones que tienen el ganado en extensivo, pues solo come pasto o silo. «Gran parte do que lles estamos botando no campo estámolo perdendo. En cambio, as vacas que están na corte aprovéitano todo, porque se alimentan só coa cantidade de pienso que lles dás», indica el afectado de Neiro, quien señala que ante la gravedad de la situación ha decidido estabular parte de su ganado. «Nunca pensei chegar a este punto, pero non hai saída. As miñas vacas pastaron ao aire libre desde sempre, pero tal e como está o tempo se o ano que vén volvemos quedar sen forraxe teño moi claro que non sairía adiante», remarca.

Los ganaderos ven en las condiciones climatológicas su única opción para subsistir, pues para que el abono haga efecto es necesaria una temperatura de más de once grados. «Se viñese o calor e puidésemos abonar os pastizais en 15 días teriamos algo de herba para ir tirando», aguardan los afectados con la vista puesta en el cielo.

CERVANTES

«Estamos ao límite e subsistimos grazas ás doazóns»

La situación más grave se está viviendo en Cervantes, pues aparte de la falta de pasto por las condiciones climatológicas, los ganaderos se han quedado sin la mayor parte de los terrenos donde llevaban a sus reses como consecuencia de los voraces incendios registrados en octubre.

«Non nos deixan pastorear»
Los afectados critican que a estas alturas continúan sin permiso para acceder a los pastos quemados, pese a haber entregado las solicitudes en Medio Rural. «A conselleira dixo que farían una excepción e poderiamos pastorear, pero nin nos deixan, nin nos responden», critica un afectado de Xantes, quien señala que ante la grave situación su única opción sería llevar las reses a los montes calcinados.

Desde la consellería, por su parte, indicaron que las solicitudes se resolverán «en cuestión de días», sin concretar plazos. Mientras, los ganaderos viven cada jornada sin expectativas de futuro y subsisten gracias a donaciones. «Estamos ao límite e imos tirando grazas á xente. Se fose pola Administración morriamos de fame, porque este é o noso único modo de subsistencia», lamenta otra cervantega.

 

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