El abrelatas, un pionero utensilio con sello buronés

Un abrelatas histórico ► José Valle Armesto, natural de Negueira de Muñiz, inventó y patentó a comienzos del siglo XX el famoso abrelatas de bolsillo, una pieza revolucionaria que marcó un antes y un después

DIARIAMENTE salen al mercado nuevos artilugios para mejorar la vida cotidiana. Algunos pasarán desapercibidos, pero otros marcarán el transcurso de la historia. De hecho, los pequeños descubrimientos que logran superar todos los avances y la amenaza de las nuevas tecnologías se convierten en imprescindibles.

Si se hurga en los cajones de casa muchos aún conservarán una pieza tan útil como versátil: el abrelatas manual «de toda la vida». Este pequeño artilugio de bolsillo, tradicionalmente de color negro, se ha incorporado a la rutina del día a día desde hace décadas y ha ido pasando de generación en generación. Pero, ¿cuál es su origen? Si se habla de descubrimientos como el automóvil, se viene a la mente el alemán Karl Benz, o el también reconocido Alexander Graham Bell, como el experto que patentó el teléfono. Pero, ¿qué pasa con el inventor de esta útil herramienta? Quizá muy pocos sepan que la mente privilegiada de José Valle Armesto, vecino de Negueira de Muñiz (que por aquel entonces formaba parte de A Fonsagrada en el antiguo municipio de Burón) fue la responsable de inventar y patentar a comienzos del siglo pasado el modelo de bolsillo y multifunción del tradicional abrelatas.

ORIGEN. Corría el año 1810 cuando el inglés Peter Durand inventó las latas de conservas para preservar la comida en la guerra. No obstante, el genio no pensó en un método para abrirlas y durante tiempo las latas estallaron a golpe de martillo y cincel. Medio siglo después, Robert Yates (1855) y Ezra Warnet (1858) diseñaron los primeros artilugios, modelos poco útiles, por ser pesados y rudimentarios. Hasta que en 1906 llegó el abrelatas de bolsillo de la mano del buronés José Valle, natural de la Casa Vale en la parroquia negueiresa de Vilaseca. Bajo el nombre El Explorador Español sacó al mercado esta pieza multifunción con la que cosechó grandes éxitos.

«José era un número un, decían que era o máis listo da escola e así o demostrou», recuerda el septuagenario Joaquín Valle, sobrino-nieto del inventor, que ahora pasa largas temporadas en la casa familiar junto a dos sobrinos. Joaquín resalta que su tío-abuelo era una persona «humilde, sen apenas estudos, pero moi intelixente», que vivió gran parte de su infancia en Negueira junto a su hermano Enrique (el abuelo de Joaquín). «Foi á escola de Negueira e á de San Antolín ata que sendo un mozo tivo que abandonar a súa terra para facer o servizo militar», evoca el hombre, quien señala que años después también emigró a Cuba «para buscarse o pan». Al regresar de su exilio fue cuando Armesto Valle decidió montar un taller en Gijón para fabricar su abrelatas.

«Deseñou un modelo único. Recordo ver pola casa papeis coa maqueta da peza e era algo novidoso», asegura su familiar. El modelo de Valle tenía la peculiaridad de que con su pequeño tamaño servía para abrir latas, perforarlas, servir como destornillador y de abrebotellas. «Cando o sacou ao mercado foi un éxito, sacábanllo das mans», relata.

AUGE. El éxito del invento de Valle Armesto creció como la espuma y llegó a presidir una fábrica con una treintena de empleados. «Deulle traballo a moitos veciños de Negueira, pois el sempre tiña moi presente a súa terra. Tamén empregou a dous irmáns, pois era moi familiar». Joaquín recuerda que siendo tan sólo un niño visitó la fábrica y se quedó «asombrado». «Era inmensa. Lembro o ir e vir de camións cargados de mercancía. Non daba atendido toda a demanda que tiña», indica. La prensa se hizo eco de su revolucionaria pieza con anuncios tan sonados como "El Explorador Español, el amigo del excursionista" o "El más práctico utensilio de bolsillo".

En las instalaciones también llegó a comercializar alambres para latas y tapones para botellas de gaseosa. José Valle Armesto logró tener un gran patrimonio, aunque sus familiares indican que «nunca lle gustou falar de diñeiro». «Facía as cousas por paixón. Recordo que un día dixo que ía reformar toda a casa». Pese a su gran notoriedad nunca se olvidó de sus orígenes. «Todos os anos viña á nosa casa e traía o coche cargado. Sempre mirou por nós e por Negueira», comenta orgulloso Joaquín, quien rememora con nostalgia la principal afición de su tío-abuelo: la caza. «Soía traer varios amigos e iamos en familia cazar perdices. Eran días de festa», dice.

Valle Armesto falleció con 90 años en 1960. Una de sus hijas tomó riendas del negocio. Sin embargo, pocos años después la fábrica echó el cierre. Pese a todo, el legado del negueirés subsistió y pervivirá por siempre en el día a día.

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