Navia, la esperanza para salvar la vida de Marco Ledo

Este niño de 3 años de Jaca debe encontrar un donante de médula en cuatro meses. Navia, donde su madre tiene raíces familiares, es uno de los lugares donde resulta más probable encontrar una muestra compatible
Marco Ledo. EP
photo_camera Marco Ledo. EP

Los padres de Marco Ledo, residentes en Jaca, viven una angustiosa cuenta atrás. Tienen cuatro meses por delante para encontrar una médula compatible con la del pequeño, enfermo de leucemia linfoblástica aguda desde hace dos años. La gran esperanza de vida de Marco puede estar en Lugo, y más en concreto en Navia, o en bien en Badajoz. "Es más fácil que haya coincidencia genética en esos lugares donde tenemos nuestras raíces familiares", asegura su madre, Charo Fernández.

El padre de Charo, ya fallecido, era natural de la parroquia naviega de Galegos y conserva familiares en la zona. Algunos ya se inscribieron en el banco de donantes, un trámite anónimo y abierto a cualquiera que quiera hacerlo. "Si no hubiese compatibilidad con la de Marco, algo que no es fácil, siempre se puede ayudar a otra persona", indica Charo.

El niño no tiene hermanos, por lo que sus padres se vieron obligados a acudir al banco de donantes, para lo que se requiere ser mayor de 18 años y menor de 40 -edad que ya sobrepasan los progenitores del pequeño-, pesar más de 50 kilos, no estar embarazada y no padecer cáncer ni ninguna enfermedad de transmisión genética. El proceso de donación ya no es invasivo como antaño. Consiste en unos pinchazos, con anestesia general.

Cuando todo indicaba que había luz al final del túnel, después de dos años de un proceso de quimioterapia que inició a los 22 meses, Marco sufrió una recaída. "Fue un jarro de agua fría. Estaba remontando y ya pensábamos en que volvería a casa, pero no pudo ser", afirma Charo.

Marco Ledo lleva más de la mitad de su corta vida con quimioterapia y, tras su recaída, salvarle es una carrera contrarreloj

Esta circunstancia hizo que desde el pasado 25 de diciembre Marco reciba una quimio más agresiva para limpiar la médula de células malas. La finalización de este proceso marca el corto periodo de espera para el trasplante.

Felipe y Charo afrontan esta difícil situación desde las Navidades de 2019, cuando el niño estuvo con mucha fiebre y, tras acudir en varias ocasiones al médico, se le detectó la leucemia. Marco no es consciente de su grave enfermedad, pero "está cansado de sentirse mal y estar hospitalizado. Quiere volver a su vida anterior. Tiene ganas de jugar con sus amigos y de que estemos los tres juntos en casa. Su padre y yo nos turnamos para estar con él en el hospital por el protocolo covid", asegura su madre.

Durante la conversación telefónica con Charo Fernández se escucha la voz de Marco jugando como telón de fondo. Le encanta manipular la plastilina y los coches. Como otros pequeños de su edad sigue con interés los dibujos animados de Peppa Pig y La patrulla canina. "Es ruidoso e inquieto, salvo cuando no tiene fuerzas por el tratamiento", dice Charo.

Felipe Ledo y Charo Fernández se trasladaron de Jaca a Zaragoza, "ya que el viaje lleva dos horas y era imposible hacerlo a diario", y pidieron excedencia laboral para atender al niño. En esta difícil lucha cuentan con el apoyo de compañeros de trabajo de ambos, de la fundación Josep Carreras y del personal del hospital Miguel Servet. Las muestras de solidaridad se expresaron con campañas de donación de sangre y de captación de donantes. Ahora ponen la vista en Navia como tabla de salvación.

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