Medio siglo de una epidemia letal que dejó huella en A Fonsagrada

Casi 45 años después de un brote de sarampión que causó la muerte de cinco niños fonsagradinos e infectó a buena parte de la población, los vecinos aún la tienen presente. Esta tragedia fue la antesala para introducir la vacuna en el país

Titular de El Progreso sobre los cuatro niños muertos de sarampión en A Fonsagrada.EP
photo_camera Titular de El Progreso sobre los cuatro niños muertos de sarampión en A Fonsagrada.TENA

LAS AULAS se quedaron vacías. De los 400 escolares inscritos en la Agrupación Escolar de A Fonsagrada tan sólo un puñado se atrevió a acudir a clase. El denominado "sarampión de la muerte" avanzaba sin control cebándose con la población más débil: los niños. Corría el mes de junio de 1974. Una fecha que ha quedado grabada en la retina de todos los fonsagradinos, pues una epidemia mortal se adueñó de la localidad y cinco niños, tres de ellos hermanos, perecieron.

El municipio se convirtió en la zona cero del brote y todo el país estaba pendiente de su virulento avance. Los diarios nacionales se hicieron eco del suceso, así como reconocidas revistas como Lecturas o Interviú.

La alarma saltó el día 4 de junio. "Un virus no declarado oficialmente ha causado la muerte de cuatro niños en plazo de horas", titulaba El Progreso. Posteriormente perecería otro pequeño del vecino municipio de Cervantes y el desconcierto inicial confirmaría los peores presagios, pues la Jefatura Provincial de Sanidad confirmaba que se trataba de un brote de sarampión.

CÁNDIDO SÁNCHEZ Jefe de Sanidad en 1974

"Fuimos de inmediato a la zona cero y el panorama era desolador. El virus se volvió muy virulento, era imparable"

"Fue una de las alarmas sanitarias más sonoras y trágicas vividas en la provincia de Lugo en mucho tiempo. La muerte de los escolares conmocionó a toda España y hubo una gran alerta", rememora Cándido Sánchez Castiñeiras, quien por aquel entonces acababa de ser nombrado jefe de Sanidad en la provincia de Lugo. La localidad se convirtió en un ir y venir de niños hacia los hospitales. La práctica totalidad de los escolares sufrió la epidemia, que no empezó a estar controlada hasta más de una semana después.

"Se vivió un completo caos, la gente estaba atemorizada. Acudimos de inmediato a la zona cero para comprobar cómo estaba la situación y el panorama era desolador. El virus se volvió muy virulento, imparable, y afectó sobre todo a niños, pero también a adultos", precisa Sánchez Castiñeiras.

Como consecuencia, A Fonsagrada se quedó desierta y nadie se atrevía a visitarla. "Las calles, ahora, no se alegran ni con el sol. Apenas hay un niño de paseo. Ni uno en el parque de la Alameda. El pueblo echa de menos el guirigay de la chiquillería en las escuelas", se relataba en Lecturas.

Esta trágica etapa quedó grabada a fuego en la memoria de los vecinos. "Recordo que era a comuñón do meu fillo e non había ninguén. A xente non quería achegarse á vila por medo a contaxiarse", dice una vecina, mientras otro fonsagradino recuerda que, pese a ser por aquel entonces sólo un niño, no olvida lo vivido. "As cousas tráxicas non se esquecen. O día do funeral dos nosos compañeiros acudimos todos os da escola, foi moi duro", dice.

LA CAUSA. Estudios posteriores determinaron que la principal causa de la epidemia fue la puesta en marcha de las agrupaciones escolares. "Empezaron a llegar alumnos de otras zonas que habían estado enfermos e introdujeron patologías en la zona rural, dónde eran más débiles por la pobreza que se vivía. Esta circunstancia, unida al aislamiento y la dispersión poblacional, hizo imposible el control del brote. Cientos de niños cayeron enfermos y no sólo de sarampión, padecieron muchas otras enfermedades como paperas, varicela o rubeola. Fue catastrófico", precisa Sánchez, quien resalta que esta tragedia fue la antesala a la introducción de la vacuna del sarampión en España. "Tras esta epidemia se consiguió introducir la vacuna contra esta enfermedad en nuestro país, un gran avance en el que Lugo fue la provincia piloto". Así, este negro episodio marcó un antes y un después a nivel sanitario, pero sobre todo dejó huella en la vida de todos los fonsagradinos.

"Foi moi duro, o colexio quedou sen nenos"
Si hay alguien que vivió muy de cerca la terrible epidemia de sarampión fue el grupo de maestros de la Agrupación Escolar de A Fonsagrada. Una de las docentes, Ana Martínez Lamelas, recuerda con pesar los complicados días que tuvieron que afrontar. "Foi moi duro, empezaron a enfermar os nenos e o o colexio quedou sen alumnos", explica la septuagenaria, que por aquel entonces tan sólo tenía 27 años.

Reconoce que vivir este terrible episodio le marcó de por vida. "Había menos dun ano que me destinaran á localidade e pilloume de sorpresa aquela traxedia. Cada vez que o recordo danme escalofríos". Martínez Lamelas rememora el ir y venir de niños enfermos. "Cada día ingresaban nenos e máis nenos, era totalmente imparable", dice.

Críticas
Esta maestra, al igual que la mayoría de docentes del centro, critica que en aquel momento las administraciones no obligasen a cerrar las instalaciones. "Iamos ás aulas e non había escolares. A xente tiña medo. Chegou a faltar máis do 90% do alumnado e aínda así tiñamos o centro aberto", asegura.

Martínez Lamelas recuerda con mucho cariño a dos de los pequeños que fallecieron. "Eu coñecíaos porque lles din clase, eran entrañables, o seu falecemento afectoume moito", dice esta docente, a quien le tocó vivir una tragedia que casi medio siglo después aún conserva muy viva.

 

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