Leopoldo González, vecino de Castro: "Pensei que eran os becerros que bateran contra os comedeiros"

El camión accidentado quedó a una veintena de metros de la casa de este octogenario, que este viernes contaba lo sucedido con serenidad
Leopoldo Gómez, en la puerta de su casa. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Leopoldo González, en la puerta de su casa. VICTORIA RODRÍGUEZ

Leopoldo González cumple este sábado 85 años y los 85 los vivió en su casa de Castro, aldea en la que solo quedan él y otros dos vecinos. Este viernes revivió una imagen que hacía décadas que no veía desde su ventana, la de cientos de coches, camiones, furgones y autobuses pasando por la antigua Nacional, un desvío forzoso por la imponente escena que dejó el camión suspendido en el aire y que miraba justo hacia la vivienda de Leopoldo.

"Cando foi o accidente eu estaba na cama; escoitei o ruído dunhas chapas, pero pensei que eran os becerros na corte que bateran contra os comedeiros", explicaba en la mañana del viernes con extraordinaria serenidad, apoyado en su puerta, mientras el talud sostenía el tráiler a una veintena de metros de la entrada de su casa. "Os gardas dixéronme que non andivese moito por fóra, por se se viña", apuntaba mirando a un tráiler visiblemente dañado y con las ruedas de la cabina clavadas en el terreno.

Leopoldo recuerda los primeros camiones que pasaron por la antigua Nacional, la que este viernes volvió a soportar el paso de cientos de vehículos

"Ao abrir a porta pola mañá vin unha peciña tirada no chan e dixen ‘e isto de onde saíu?’. Levantei a cabeza e xa vin o camión aí", añadía mientras lo señalaba. También echaba la vista atrás y recordaba otro accidente ocurrido hace años en el mismo punto, pero menos espectacular, o aquellos años en los que la carretera que serpentea entre las casas de Castro era la única entrada y salida de Galicia por Pedrafita. "Acórdome cando empezaron a pasar por aquí os primeiros camións, uns Ebro vellos... Despois xa fixeron a Nacional 6 que vai por arriba, hai 24 ou 25 anos, e por aquí deixou de haber ese tráfico", cuenta al tiempo que vuelve a los duros inviernos de la zona: "A algúns coches moito lles costaba subir cando había neve ou xeada", narra Leopoldo, quien se convirtió en experto en la instalación de cadenas casi sin querer. "Un día fixen 8.000 pesetas poñendo cadeas, a 200 pesetas cada unha. Bota contas de cantas puxen", reflexionaba entre risas.

Alertado por otro vecino del corte de la Nacional 6, Leopoldo tuvo que volver a guardar sus gallinas y su perro, que normalmente están en el exterior

Con todo, la vieja Nacional, que solo venían usando los operarios que trabajan en la rehabilitación de la autovía, retrocedió a décadas atrás y obligó a Leopoldo, alertado por un vecino del inminente corte de la N-6,  "a gardar outra vez as galiñas e o ‘perrín’" que hasta este viernes campaban a sus anchas por el desvío del desvío de la A-6.

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