A Fonsagrada rebosa alegría en la resaca del Gordo y ve con otros ojos el futuro

Los agraciados aparecieron poco a poco en la administración de lotería, que se llenó también de nuevos compradores
Borja y Felisa. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Borja y Felisa. VICTORIA RODRÍGUEZ

La verdad es que la resaca que el Gordo dejó este viernes en A Fonsagrada parecía celebrarse más que la sorpresa del día anterior, cuando se escuchó cantar el número 05.490. Como la costumbre en el municipio es más la de comprar la lotería en los bares, ese número vendido persona a persona o familia a familia en la administración local se convirtió en un misterio. ¿Dónde estaban los 450 décimos vendidos hasta el día anterior del sorteo? "Por mucho que viajasen, alguno tendría que caer aquí", se escuchaba en las calles. Al final, fueron apareciendo, con el mismo cuentagotas con el que se vendieron, y con la alegría que muchos vecinos se animaron a celebrar, algunos llegados desde Asturias.

La administración de Otilia Díaz estuvo este viernes, también, a rebosar. De manera ininterrumpida, a lo largo de toda la mañana, al mostrador se acercaron varias personas con el número premiado, el mismo que lucía en las ventanas, hacia la calle. Otras muchas otras quisieron acercarse para probar suerte. "Sí, hay mucha más gente que en un día normal de esta época", decía Otilia. El teléfono tampoco paró de sonar, y fueron muchas las personas que llamaron para dar las gracias por la suerte.

"Llamaron de muchas aldeas de la zona, pero también de Asturias", añadía Otilia, casi sin un segundo para respirar. "Menos mal que dormimos bien", comentaba. Si es que la resaca de los 180 millones, en A Fonsagrada, se lleva muy bien. A quienes les costó dormir un poco más fue al matrimonio que sellaba con un beso el premio. Pero no demasiado, pues al mediodía ya salían de una oficina bancaria donde depositaron ese papel tan valioso. Muchos ya lo hicieron antes, y los rumores que circulan por la calle indican que algunos vecinos escogieron oficinas de otras localidades, como Castroverde y Lugo, para dejarlo en depósito y no ser descubiertos.

Desde este viernes, y no antes, quienes quisiesen ya podían tener el dinero en su cuenta bancaria, no sin pasar por una entrega de documentación que podía demorar tres cuartos de hora por persona en la oficina. Aún así, hubo entidades que, si bien pensaban abrir en horario de tarde, al final no vieron la necesidad de hacerlo.

"Non pegamos ollo", decía este matrimonio que mantiene la reserva de su nombre pero al que no le importa mostrar la sonrisa ante la cámara. "Nós imos facer agora 50 anos de casados. Coñecémonos fóra, casamos fóra, e estivemos toda a vida traballando en Suíza", recordaban. La suerte les esperó en su regreso a la localidad, aunque ellos creían no poder tener más, juntos después de tantas cosas vividas.

Donde se notó un poco más la resaca fue en el Bar Figueiro. Borja Campos, que el jueves parecía concentrar en su persona toda la alegría de un pueblo, celebraba su cumpleaños. "Aínda non sei ben onde estou. Cando pase o Nadal, pensaremos o que pasou, e que facer co premio", comentaba. De momento, el día de fue igual que otros. Tratar del ganado, atender el bar, igual que su madre, Felisa Fernández. "Hoxe é un día máis. E non só, temos moito máis traballo ca de costume", comentaba ella. Bien se veía que, después de un día de fiesta, ninguno de los dos tenía un segundo entre el ajetreo de los clientes. De nuevo, igual que en el 2019, cuando la suerte también se dejó caer en el municipio, el hermano de Felisa, Emilio Fernández, celebraba el premio como propio. "O único que lles pido é que non pechen o bar", se escuchaba en la barra.

El alcalde del municipio, Carlos López, pensaba lo contrario. "Eu penso que vai beneficiar que a xente se asente aquí. Tocoulle a moita xente nova que xa vía o seu futuro na Fonsagrada e este premio vai afianzar esa idea", indicaba. "Sei dun rapaz que ten un terreo comprado para facer unha casa e agora non creo que vaia dar para atrás", agregaba. Sobre el ambiente que imperaba, reconocía que continuaban las cábalas sobre quiénes serían los premiados.

Precisamente, en otra esquina del Bar Figueiro se sentaba la persona que les había llevado la suerte a Borja y a Felisa, también agraciado. Como muchos vecinos, prefiere mantenerse en la reserva. A veces la alegría es más profunda así. "Alégrome tanto polo que lle regalei a ela como por min", dice, mientras Felisa tira cañas y extiende la bandeja de los pinchos.

En una de las mesas, un grupo de amigos de Oviedo brindaba por la suerte de A Fonsagrada. Allí mismo, en el bar, compraban algún décimo para la lotería de Reyes. Alguno, para regalar, "porque si no regalas, no funciona", comentaban.

"Ademais de ser unha inxección de euros, é unha publicidade gratuíta moi boa para o concello, estes días estamos en todos os medios, e iso vai repercutir no número de visitas". decía el alcalde.

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