El espíritu de compartir lleva el Gordo a Becerreá

Trece trabajadores de la oficina agraria se llevan unos 25.000 euros con un décimo
Administración de lotería de A Fonsagrada que vendió el Gordo. SEBAS SENANDE
photo_camera Administración de lotería de A Fonsagrada que vendió el Gordo. SEBAS SENANDE

La tradición de compartir décimos del sorteo de Navidad hizo posible que a la localidad de Becerreá llegasen hasta casi tres del primer premio vendido en A Fonsagrada, lo que se traduce en algo más de un millón de euros.

Entre ellos, el más repartido fue el que compartían en un grupo de WhatsApp trabajadores de las oficinas agrarias de A Fonsagrada y Becerreá, "en total somos trece persoas, catro traballadores da Fonsagrada, oito de Becerreá e o anterior xefe de área, xa xubilado", explica Ovidio Montaña, uno de los agraciados.

Los integrantes de este grupo, trabajadores del área administrativa y veterinarios de estas dos oficinas agrarias, llevan unos diez años jugando a la lotería de Navidad, "cada un compra un décimo que comparte cos demais, co único coidado de intentar non repetir terminacións", asegura Montaña. Hasta ahora, la fórmula les había dado para poco más que para celebrar alguna comida conjunta a cuenta de alguna pedrea o terminación, "aínda que na maioría das ocasións aínda tíñamos que poñer cartos". Este año seguro que no será necesario, ya que cada uno de los miembros del grupo cobrará unos 25.000 euros, "polo que nos dará para facer unha boa comida e, no meu caso, dar uns mellores reis aos fillos", afirma Montaña.

Dos décimos

Javier García y Luis Abella son dos amigos de Becerreá que normalmente suelen compartir e intercambiarse décimos, que compran en las localidades a las que viaja cada uno.

En el caso del número premiado el jueves, fue Javier el que compró los dos décimos en A Fonsagrada, "tiña un intre libre e fun a compralo. Gustoume o número, íao coller para min e chamei a Luís por se el tamén o quería. Díxome que si e leveillo", recuerda.

El propio Luis confirma la versión, aunque matiza: "A verdade é que eu xa tiña moitos décimos e ao principio díxenlle a Javier que non quería máis. Pero el insistiume, díxome que era un número bonito e que se eu non o quería ía compralo igualmente para el, así que ao final trouxo outro para min".

Para Javier, dueño del bar Cuatro Caminos de Becerreá, el premio servirá para "tapar buracos e cancelar algún crédito", aunque asegura que seguirá trabajando.

Alberto estaba el jueves teletrabajando cuando se enteró que la suerte le había sonreído. "Estaba co sorteo de fondo e cando oín que o Gordo acababa en cero xa pensei que, polo menos, recuperaba algunha terminación. Despois, xa vin que era un número baixo e cando dixeron que tocara na Fonsagrada, xa vin que era o que eu tiña, aínda que ao principio non o podía crer do todo".

El jueves los dos amigos apenas tuvieron tiempo de verse unos instantes al mediodía para darse un abrazo y felicitarse. Alberto espera poder celebrar el premio en el bar de Javier. "Unha pequena festa haberá", anticipa.

Familiares de Avelino, delante de la administración fonsagradina. SEBAS SENANDE
Familiares de Avelino, delante de la administración fonsagradina. SEBAS SENANDE

Avelino Fernández: "Comprei tres décimos, dous para as irmás"

Lo de Avelino Fernández es una cosa de familia. Él aprendió de su abuelo Antonio un oficio por el que es bien conocido en el municipio, el de elaborar navajas tradicionales con la técnica de la vecina Taramundi. Ahora, también fue cosa de familia lo del premio del Gordo. No solo por ser él quien compró un décimo para él, y otro para sus hermanas, Marián y Oliva, sino porque lo hizo después de los cuidados que ellas le dieron después de un tiempo delicado de enfermedad. "Para min é unha emoción ben grande, porque comprei os décimos por esa circunstancia", comenta. Además de la suerte, en este caso se celebra, también, el afecto.

Con las dos hermanas y con sus sobrinos compartió una comida el jueves en el Cantábrico, la primera celebración de las que vendrán estos días en familia. "Eu teño saúde, que era o que pedía, e ademais tocounos isto. Estou, sobre todo, contento polas miñas irmás", dice este vecino del municipio.

"Estamos moi felices, por suposto. Tocoulle á nosa nai, pero a nós tamén. Aquí, o que toca, toca en cada casa, non facemos diferenza", comentaba el jueves Noelia Gómez, sobrina de Avelino, que abría, con su hermano, una botella de champán delante de la administración de Otilia Díaz, junto con los vecinos que allí se reunieron antes de comer. Un buen aperitivo.

Comentarios