El enigma del relieve de Vilarín

Las obras de construcción de la A -6 en Becerreá permitieron hace 20 años el hallazgo de esta pieza única

El relieve de Vilarín.AEP
photo_camera El relieve de Vilarín.AEP

Un bloque de granito de apenas un metro de largo por 40 centímetros de alto y otros tantos de ancho alberga uno de los mayores enigmas de arte romano en la provincia, el relieve de Vilarín.

La exhumación de la pieza se produjo en el año 1999 y fue a raíz de unas obras de control en la construcción de la Autovía del Noroeste (A-6), en el tramo Agüeira-Cereixal, a la altura de la parroquia becerrega de Ouselle.

Del relieve -que se expone en la sala de plástica romana del Museo Provincial de Lugo- llama la atención la cuidada consecución y el volumen de las tres siluetas bovinas -un toro, una vaca y un ternero- que caminan alineadas en forma procesional. Pero más allá del valor artístico, lo que llama la atención de los expertos es el lugar en donde apareció la pieza -reutilizada como parte de unos hornos de cerámica de material constructivo de entre los siglos III o IV- y la simbología que encierra la propia escena.

La particularidad de que los bóvidos aparezcan en posición de procesión lleva a pensar a algunos expertos como Vicente Caramés Moreira -que fue el director de la intervención- o José Suárez Otero que la escena está relacionada con algún tipo de culto romano, probablemente de origen oriental.

Sin embargo, la ausencia de otros fragmentos que puedan completar el relieve hace albergar ciertas dudas sobre si la representación está relacionada con algún tipo de acto sacrificial.

El relieve podría haber formado parte de un templo romano en el que se rendía culto a alguna divinidad oriental

En lo que coinciden todos los expertos es que la pieza habría formado parte en sus orígenes del friso de un templo o de un edificio cultural que podría tener relación con algún tipo de culto oriental. De esta hipotética construcción no se encontró, sin embargo, rastro alguno en la zona, por lo que algunos temen que sus restos pudieran haber quedado debajo de la propia autovía.

Para el historiador Xabier Moure Salgado, el relieve de Vilarín es, posiblemente, una de las pocas piezas -a parte del Mitreo de Lugo y otra similar que se encontró en el concello ourensano de Vilardevós- que se conservan en Galicia dedicadas a la divinidad Mitra.

Y es que a la religión tradicional romana se le fueron añadiendo otras creencias llegadas de los confines del Imperio, como Egipto. Asociados a estos cultos estaban, como no, los monumentales complejos religiosos que Roma imitó. En el caso de los templos dedicados a Mitra, se trataban de construcciones realizadas bajo tierra, que simulaban la apariencia de una cueva mediante elementos arquitectónicos y decorativos.

El edificio primigenio del relieve de Vilarín debe enmarcarse, en todo caso, en el conjunto de construcciones provinciales romanas realizadas en torno a Lucus Augusti y que estuvieron directamente relacionadas con el proceso de monumentalización de la ciudad, marcando así la ruptura con las tradiciones prerromanas.

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