La fonsagradina Herminia Fernández celebra su 100 cumpleaños

La vecina estuvo rodeada de un centenar de familiares y amigos en un día tan especial

Herminia (sentada en el centro de la imagen) junto a familiares y amigos. EP
photo_camera Herminia (sentada en el centro de la imagen) junto a familiares y amigos. EP

Corría el 6 de octubre del año 1918 cuando Herminia Fernández Graña vino al mundo en el núcleo fonsagradino de Palmeán (parroquia de Monteseiro). Este sábado, nada menos que un siglo después, familiares, amigos y vecinos no quisieron perderse el cumpleaños de esta mujer en su villa natal.

Más de un centenar de personas llegadas de toda la provincia, diversas partes de Asturias, de otras zonas de Galicia y de Cataluña lo celebraron por todo lo alto con una emotiva comida en el restaurante O Piñeiral.

Herminia, una persona muy querida en la comarca, se dedicó toda la vida a las labores del campo. Tuvo una docena de hermanos, aunque la mayoría perecieron en conclictos bélicos o trabajando en la mina. Actualmente solo conserva a Dori, de 90 años, que también la arropó en un día tan especial.

El amor por su familia es incalculable y sus ojos se llenan de felicidad solamente con juntarlos a todos en una mesa

Con tan solo 22 años esta fonsagradina se casó con Germán Díaz, de Casa Grabiel (también en la parroquia Monteseiro) con el que tuvo seis hijos. Sus allegados la definen como una "muller traballadora onde as haxa" que siempre ha vivido en su amada A Fonsagrada, donde hoy en día reside junto a su hija Nélida.

Actualmente la centenaria es el pilar de una gran familia formada por una quincena de nietos, otros tantos bisnietos y dos tataranietos. El secreto de su longevidad es, como ella misma reconoce, "o vaso de aguardiente e o pedazo de queixo que almorzaba cando era nena para poder soportar todo o traballo que me esperaba". Tuvo una vida muy dura pero afortunadamente hoy en día conserva una salud de hierro. "Os médicos dinme que as analíticas saen perfectas, como se tivese 40 anos", resalta.

Con sus cien años conserva una personalidad bromista y dicharachera. Le encanta dar pequeños paseos acompañada de su inseparable bastón, sus siestas diarias son "sagradas" y una de sus manías es tomar el desayuno en la cama.

El amor por su familia es incalculable y sus ojos se llenan de felicidad solamente con juntarlos a todos en una mesa mientras pronuncia su frase favorita "son o mellor do mundo".

Una familia que este sábado le demostró al completo todo su cariño y le ayudó a soplar sus cien velas en su querida A Fonsagrada.

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