Los campaneros dan visibilidad a su oficio en San Martiño de Suarna

Los asistentes se llevaron una grata impresión al rememorar un oficio que se pierde con el paso de los años,

LUGO. La tradición y los sonidos de antaño fueron los protagonistas ayer en la parroquia de San Martiño de Suarna, en A Fonsagrada. El tañido de las campanas resonó como lo hacía décadas atrás gracias a la jornada organizada por la asociación pontevedresa Os Chichisos, que de la mano de Roque Santamarina y Manuel Álvarez Fernández recordaron al público fonsagradino un saber que aspira, gracias al cuidado de colectivos como el pontevedrés, a perdurar en el tiempo.

La jornada arrancó en el Museo da Fonsagrada con la presentación del libro A linguaxe das campás. Etnografía dos signos, escrito por el antropólogo Rafael Quintía. El experto realiza en su trabajo una antología de los sonidos recogidos por Os Chichisos en las jornadas organizadas en los últimos años, y explicó a los fonsagradinos alguna de las claves para entender y conocer con mayor profundidad el arte de los campaneros.

Tras la presentación del volumen, le tocó el turno a los maestros campaneros. El numeroso público se desplazó a la iglesia de San Martiño para ver en primera persona los toques en la campana del templo, y disfrutó cuando el ritmo de las vibraciones metálicas comenzó a inundar el espacio sonoro de la parroquia.

Los encargados de hacer sonar las campanas fueron dos, Roque Santamarina y Manuel Álvarez Fernández. El primero aprendió de pequeño a diferenciar los distintos toques, y continuó con el oficio para continuar el legado de su abuelo. El segundo protagonizó uno de los momentos más emotivos de la tarde, y es que Manuel llevaba 50 años sin tocar las campanas y el sábado volvió a hacerlo para los vecinos de San Martiño de Suarna.

Los asistentes se llevaron una grata impresión al rememorar un oficio que se pierde con el paso de los años, relegado por los fríos sistemas electrónicos que se ocupan de hacer sonar las campanas en las iglesias.

El colectivo Os Chichisos recogió, como hace habitualmente en todas las jornadas que organiza, los sonidos que se produjeron en San Martiño de Suarna. Un registro que permite activar en la memoria un arte secular para que no se extinga en el vacío. Una oportunidad única para valorar un lenguaje que se resiste a quedar en el olvido.

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