La caída de otro vano del puente de la A-6 obliga a acometer una gran obra

Se desplomaron otros 45 metros de viaducto de Castro nueve días después del primer derrumbe y sin que se interviniese en la estructura dañada
Operarios observan en nuevo derrumbe del viaducto de Castro. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Operarios observan en nuevo derrumbe del viaducto de Castro. VICTORIA RODRÍGUEZ

El puente de Castro perdió este jueves desplomados al fondo de las montañas de Pedrafita otros 45 metros de superficie, una plataforma similar a la derrumbada el pasado martes (hizo el jueves nueve días) y que obligó a desviar todo el tráfico por la antigua N-6. El viaducto en sentido a A Coruña, de 585 metros de longitud, presenta ahora dos graves heridas, correspondientes a dos de los trece vanos que lo conforman, lo que suma una complicación añadida a la situación y presumiblemente obliga a una obra mucho más compleja, o incluso integral.

"Es muy posible que la columna que ya estaba inclinada por el anterior desplome, que sostenía la plataforma caída y la situada al lado, provocase un deslizamiento y destensase la estructura hacia el extremo de tierra, donde se apoyaba el tramo que se vino abajo ahora", aseguró un técnico que acudió a la zona. El vano central que queda en pie está sobre dos columnas inclinadas, en una situación muy precaria, por lo que es posible que se venga abajo en cualquier momento.

El siniestro se produjo a las 18.35 horas, justo antes de que empezase a descargar una fuerte tormenta en la zona. En el momento del incidente estaban en el lugar dos operarios de Conservación de Carreteras y dos ingenieros, que se encontraban en el viaducto contiguo, pero a una distancia prudencial.

Un mensaje en la red social Twitter del teniente de alcaldesa de Lugo, Rubén Arroxo, dio el primer aviso. El político nacionalista y otros representantes del BNG se habían desplazado a Pedrafita para una reunión con compañeros para coordinar las acciones de protesta ante el Gobierno, precisamente por el asunto del derrumbre de la A-6. Fue Arroxo el primero que colgó una foto de este segundo colapso.

Estos días, los técnicos estaban realizando inspecciones para determinar la causa del primer desplome, pero no intervenían directamente en la estructura. Esta previamente estaba siendo sometida a unas costosas obras de reparación, ante la fragilidad detectada hace unos meses en los tensores. Es decir, este segundo vano se cayó sin que hubiese ninguna intervención añadida, pues nadie lo tocó desde el martes pasado.

El viaducto de Castro está construido con dovelas prefabricadas, que se sujetan con cables pretensados exteriores, situados dentro de las propias piezas. Una deficiente impermeabilización de los tensores hace que, solo 20 años después de su puesta en marcha, el viaducto tenga que ser sometido a una remodelación que primero iba a costar 11 millones de euros, pero que iniciados los trabajos se disparó hasta los 25 millones. Técnicos consultados por este periódico explicaron que se trata de una forma de construir poco adecuada para una zona de clima tan extremo como la montaña lucense, algo sobre lo que la propia conselleira Ethel Vázquez incidió hace unos días y preguntó sobre la situación de las escasas estructuras con esta tipología.

Vista general del viaducto de Castro tras el segundo derrumbe. VICTORIA RODRÍGUEZ
Vista general del viaducto de Castro tras el segundo derrumbe. VICTORIA RODRÍGUEZ

Filtraciones fatales

En estos pocos años para la vida de un puente, solo veinte, las filtraciones a través de las dovelas, muchas veces de líquidos mezclados con sal o diluyentes para la nieve, hicieron que los tensores se oxidaran y perdieran su resistencia, con el consiguiente peligro para la integridad de la estructura. Eso es lo que se estaba reparando justo antes del desplome, con la dificultad que conlleva, porque no se sabe exactamente donde están los daños y es preferible cambiar los cables enteros.

Así las cosas, cuando se estaba en plena reparación, el martes pasado se cayó el primer trozo. La sospecha es que la causa directa no es la propia tipología del puente, pero obviamente sí influyó. El tablero recién instalado y mejorado se vino abajo, lo que hace pensar en varios fallos, además del que ya estaba detectado. Entre la caída del día 7 y la de este jueves, los técnicos inspeccionaron la zona, con la hipótesis de que el desencadenante fuese un problema en los cimientos, máxime cuando se trata de una zona de bastante actividad sísmica.

Se contagió además cierto entusiasmo, ya que el delegado del Gobierno anunció este pasado martes que la intención era abrir en verano el otro viaducto, el que va en dirección a Madrid y que está intacto por el momento, para derivar por él los dos carriles de circulación y evitar así el desvío por la antigua N-6 y tener que atravesar Pedrafita. Este segundo colapso cae como un jarro de agua fría sobre esas intenciones de cara a la época estival, porque ahora habrá que dar pasos con mucha más cautela. Es una realidad que toda la estructura puede estar en peligro de derrumbe.

¿Y ahora cómo se repara? Pues la caída de este segundo vano ratifica lo que era vox populi entre los ingenieros del sector: es muy posible que haya que reconstruir tramos enteros de este viaducto, si no ya el puente al completo.

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