El barallés que crea mundos con un lápiz

El ilustrador Miguel Fernández está preparando la cuarta entrega de 'La espada de San Eufrasio', donde conviven guerras irmandiñas con rutas jacobeas

Miguel Fernández, con su saga medieval... y su lápiz. EPAl barallés Miguel Fernández siempre le gustó contar historias. En estos días de confinamiento, el lápiz o el ratón del ordenador son su mejor aliado. Con ellos sigue trabajando en la cuarta entrega de La espada de San Eufrasio, una novela gráfica en la que cose varias comarcas de Lugo con el hilo de las revueltas irmandiñas y del Camino de Santiago. Ojalá, piensa, alguna editorial gallega o institución se fije en ella cuando el mundo comience de nuevo. Por el momento, la historia tiene cobijo en la editorial madrileña Diábolo Ediciones.

"Está tendo moi boa acollida, sobre todo en Galicia, pero tamén no resto do Estado. As revoltas irmandiñas son algo tan interesante coma descoñecido para os de fóra", indica. En este caso, la novela gráfica es una adaptación que está llevando a cabo el sarriao Manuel Poy -que siempre pone la tinta de la escritura en sus trabajos- del libro de la autoría de Pepe Rey, que comenzó a imaginar esta historia sentado en la puerta de su casa de la aldea.

Los escenarios de la serie medieval que ilustra se sitúan en varias comarcas de la provincia alrededor del Camino de Santiago

¿Cómo se llega a ser dibujante de cómic y autor de novelas gráficas? Tras acabar el bachillerato en su villa natal, Miguel Fernández estudió Diseño Gráfico en la Escola de Arte e Superior de Deseño Ramón Falcón de Lugo. Sin embargo, su gran amor era el cine. Por eso, cuando finalizó ese curso se trasladó a Madrid para estudiar Imagen y Sonido y, por probar suerte, realizó las pruebas en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (Ecam). La suerte jugó de su parte, y el talento. Después de estudiar en la capital y trabajar allí en dibujos animados, decidió volver a Galicia y empezar a contar sus propias historias.

En su caso, el camino hacia la novela gráfica fue también como una de las aventuras que le gusta narrar. Recuerda bien cómo acarició aquella primera novela gráfica en el 2009. Se llamaba O fillo da furia. "Tivemos moita sorte, porque callou moi ben", indica. Fue publicada en gallego -en Demo Editorial- y en castellano. Luego llegaron muchos más 'hijos'.

Para buscar inspiración, Miguel Fernández retiene las sonrisas, gestos y expresiones de la gente que conoce, todo aquello que la emoción va dibujando en los rostros y que constituye la materia prima de sus cómics. Su tierra natal, por el momento, no fue llevada a ese mundo de la ficción, pero no le queda mucho. En la última entrega de la serie medieval aparecerá A Ponte de Covas, ese puente de origen incierto del concello de Baralla, posiblemente románico. En La espada de San Eufrasio las páginas siguen el ritmo medieval jacobeo. En ese ritmo se mantendrá estos días. La situación actual no será, para él, desencadenante de una de sus historias. Mejor tener otros mundos donde tomar algo de aire.

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