Baleira clama justicia en la calle por los abusos cometidos a una menor

Más de 200 personas expresaron en una concentración en O Cádavo su dolor por lo ocurrido ► En un manifiesto se pidieron "leis claras e xustas" y "penas máximas" para los maltratadores
Un momento de la concentración. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Un momento de la concentración. VICTORIA RODRÍGUEZ

"Era unha obriga manifestar o que sentimos, dor por esa rapaza". Así lo resumía una de las más de 200 personas que este sábado se sumó a la manifestación convocada por el Concello de Baleira a modo de repulsa por los abusos sexuales que sufrió una niña del municipio desde los siete hasta los 13 años por parte de sus familiares. Iba a ser una concentración silenciosa, pero la rabia grita más que la resignación.

Antes de que el reloj marcase las 12.00 horas, ya eran muchos los que se congregaban frente al consistorio de O Cádavo. Portaban pancartas que sintetizaban el sentir colectivo: "Baleira sen pederastas", "Baleira protexe a súa infancia" o "Por un xuízo xusto contra os pederastas". "Estamos todos indignados por ese regalo de condena que lles puxeron aos acusados", decía una vecina de Castroverde, a lo que otra añadía: "Oxalá que non poidan volver a vivir aquí nunca máis".

Se referían a los tres acusados que en el juicio del pasado martes, en la Audiencia Provincial, aceptaron sendas penas de tres años de prisión y una indemnización de 50.000 euros para la víctima. Se trata de dos hermanos que violaron a la víctima de manera continuada, y la hermana de la pequeña y mujer de uno de los condenados, que los alentó. Así lo reconocieron ante el tribunal.

La barbarie que sufrió la niña -ahora mayor de edad- se destapó cuando llegó a los 13 años y dio a luz a un bebé que fue dado en adopción. Al mismo tiempo, ella se distanciaba de sus familiares, y verdugos, al ser tutelada por la Xunta. Pero en el municipio, al menos fuera del círculo próximo a la víctima, "ninguén sospeitaba nada, son cousas que ves na tele pero non as imaxinas na porta da casa", aseguraban este sábado sobre una familia que califican de "problemática". Se sabía, eso sí, que había estado embarazada, aunque la paternidad se atribuyó en su momento "a un noivo, familiar do cuñado, que se dicía que tiña".

Detrás se escondían años de abusos a los que siguieron más años de silencio con el caso archivado en el juzgado de A Fonsagrada. Dilaciones indebidas que, sumadas a la reparación del daño, permitieron que las condenas se rebajasen de los once años que se solicitaban a los tres resultantes.

Intervenciones

En el manifiesto, leído por el vecino Alberto Alonso, se destacó la importancia de "promover leis claras e xustas que protexan os menores dos abusos sexuais" y que "todos aqueles que coñezan casos así os denuncien sen medo". También se pidieron "penas máximas para todo tipo de maltratador", que se destinen los recursos necesarios a las asociaciones que luchan contra la violencia ejercida sobre menores y que los medios traten "con claridade e sen frivolidade" estos casos.

Sirvió de preludio y de cierre la intervención del alcalde, Ángel Martínez, quien se refirió a este suceso como "un dos máis viles e crueis que se recordan na vila". Envío también dos mensajes: "O primeiro, que nos poñemos do lado dos máis débiles, e o segundo, a nosa condena á violencia contra os nenos", además de trasladar su apoyo a la víctima "para todo o que poida necesitar".

Demora

"Non podemos entender que todo estivese parado durante sete anos, nin que sexa tan pouca a condena", comentaba un vecino de Outeiro de Rei, a lo que otras voces añadían que el hecho de que "ninguén do entorno, nin familia nin profesores, se dese conta... non se explica".

Y mientras la plaza se despejaba, la indignación permanecía. "Onde estaba a xente que tiña que preocuparse por esa rapaza? E que vai ser deses dous nenos?", se preguntaba una de las asistentes sobre los hijos de la pareja condenada, que aún reside en el municipio a la espera de que la sentencia se haga firme y entren en prisión. Hasta hace unos días, de hecho, la mujer -antes del juicio carecía de antecedentes- trabajaba con menores de edad.

"A culpa non é dos xuíces, a lei é a que é", aceptaba una de las últimas manifestantes en marchar "coa alma no chan" después de conocer un caso atroz con el que convivieron los baleirenses y por el que ahora se exige justicia: "Non esquecemos, temos memoria".