"O peche prexudica máis a Pedrafita"

"Aquí vivimos moito da xente do Bierzo, máis que eles de nós", subrayan hosteleros y comerciantes del municipio lucense. El tráfico de camiones se mantiene, pero baja el de turismos pese al puente festivo, dicen en Vega de Valcarce
Fausto Sánchez, vecino de Ambasmestas. ADRA PALLÓN
photo_camera Fausto Sánchez, vecino de Ambasmestas. ADRA PALLÓN

Menos coches, un tráfico de camiones sostenido y unos pocos peregrinos. Ese es el retrato del movimiento de vehículos y caminantes en los límites entre Lugo y El Bierzo tras el cierre perimetral ordenado por la comunidad de Castilla y León.

La medida acentúa aún más la difícil situación de la hostelería y el comercio de esta zona fronteriza, pero castiga especialmente a la parte lucense. "O peche é máis prexudicial para Pedrafita. Aquí vivimos moito da xente do Bierzo, máis que eles de nós, sobre todo as fines de semana. Os visitantes de Lugo e A Coruña veñen cando hai neve", explica José López Prados, del restaurante Pazos. Es una coyuntura similar a la que viven en Ribadeo y A Fonsagrada tras las restricciones con Asturias.

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De la misma opinión es Carmen López Quiroga, propietaria de la panadería Forno do Cañoto, también de Pedrafita. "A prohibición da mobilidade é mala para o comercio local. Vendemos moito a bercianos e visitantes que chegan de Madrid e Barcelona", comenta. Quiroga afirma que la caída de clientes se arrastra desde marzo, "coa excepción dos meses de verán. Esta semana volveuse notar un descenso. A xente ten medo a saír". Esta comerciante destaca que, aunque parezca contradictorio, los vecinos de Pedrafita "déixanse ver menos os días feirados, cando hai xente de fóra".

La vigilancia policial es discreta en la autovía del Noroeste (A-6), al menos en las primeras horas del cierre perimetral. Solo se divisa un coche de la Guardia Civil de Tráfico ir desde Villafranca a Pedrafita y volver en sentido inverso.

La gasolinera del área de servicio de Vega de Valcarce es un buen barómetro de la circulación rodada como punto de parada de muchos camioneros gallegos en busca de un repostaje más barato, libre del impuesto de los ‘céntimos sanitarios’ aplicado por la Xunta. También acuden vecinos de Pedrafita y As Nogais. "Temos moitos camións, pero pasan menos coches particulares, imaxino que pola situación de Madrid e Castela-León, non só polo peche das comunicacións con Galicia", dice Beatriz Vecín, empleada de la gasolinera. El menor tráfico de turismos y autobuses se nota en el restaurante del área de servicio. "Temos un 50% da clientela de antes da crise e esta semana baixou algo máis. Comeza unha ponte festiva, pero hai pouco movemento ", aclara Mila Barredo, que trabaja en este negocio.

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Carmen Peña, que regenta un bar en Ambasmestas, núcleo cercano a Vega de Valcarce, cree que el cierre de Castilla-León "apenas se va a notar, no empeorará mucho más la situación. Viene poca gente de Lugo". De la misma opinión es Fausto Sánchez, que a sus 92 años juega a la llave con unos jóvenes del pueblo. "Vivimos la crisis sanitaria con relativa calma y no variarán demasiado las cosas. En verano volvieron emigrantes a los pueblos, incluso jóvenes que apenas veíamos. Algunos mayores se quedaron algo más", precisa.

Lo que más preocupa a ambos lados de la raya es el escaso número de peregrinos. "Si antes pasaban 500 o 600 al día en temporada alta ahora pasan 15. Antes llenábamos el cajero cada semana y ahora cada 20 días", dice Alberto Blanco, agente del BBVA de Vega de Valcarce, en cuyo entorno proliferan los albergues y hospederías

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