Unos 200 vecinos de Cervantes se ven afectados por constantes cortes de luz

El suministro eléctrico se interrumpe con frecuencia semanal y tarda horas en restablecerse, según denuncia un perjudicado
Antonio Fernández, uno de los afectados por los cortes de luz. XESÚS PONTE
photo_camera Antonio Fernández, uno de los afectados por los cortes de luz. XESÚS PONTE

"Os continuos cortes de luz lémbrame os anos 80, cando tiñamos un tendido con catro paus vellos", afirma Antonio Fernández González, vecino del barrio de Xestoso, en la parroquia cervántega de Vilarello, que es la más afectada, junto con la de Vilaespasantes, por los frecuentes cortes de suministro eléctrico. Estos apagones afectan a más de 200 residentes en la zona.

Antonio Fernández planteó este jueves el problema al servicio de Consumo de la Xunta en Lugo, donde le dieron los documentos para completar la denuncia, que presentará también en el Ayuntamiento de Cervantes. El alcalde, Benigno Gómez Tadín, expuso la situación al delegado de zona de Naturgy. El regidor considera que el problema se produce en la línea de media tensión que va desde Doirás hasta estas dos parroquias, pero no a barrios de Vilaespasentes que reciben la electricidad desde Vilapún.

La falta de electricidad es una constante cuando nieva o sopla el aire con fuerza, según el alcalde. Desde Naturgy atribuyen esta situación a la caída de ramas o cortezas de madera sobre la línea. Fuentes de la empresa subrayan que están pendientes de recibir material para acometer la reparación de la línea y solventar las interrupciones del suministro.

LARGA DURACIÓN. Mientras tanto, estos contratiempos hacen insufrible la vida cotidiana del vecindario, "sobre todo nos últimos seis ou sete meses, cando tivemos tres ou catro cortes semanais", manifiesta Fernández. El último se produjo el martes "e durou desde as tres da madrugada ata ás doce do mediodía. Se houbera temporal podería enténdelo, pero facía bo tempo", matiza este vecino de Xestoso, que podó árboles cercanos al tendido en su área de residencia como medida preventiva. "Os cortes non son momentáneos. Case sempre superan a hora de duración, ata que chega a brigada para arranxalos", reconoce el alcalde.

El hijo apunta que en la zona hay mucha gente mayor que "prefire calar, non protesta por nada, salvo que haxa un problema de terras"

"Estou pagando 47 euros de recibo da luz e 50 de gasolina para o xerador", lamenta Antonio Fernández. Pero más que el aspecto económico, el problema es que sin suministro todo se complica. "O xerador só sirve para atender o baixo da casa, onde temos os conxeladores, pero quedamos sen teléfono fixo", dice. Si la luz se hace más tenue se apresura a apagar algunos electrodomésticos para que no se estropeen. "Moitos son dixitais e desprográmanse. Tamén hai que ter coidado coa cociña de leña con calefacción, e botarlle pouca madeira porque sin luz pode estragarse o motor de distribución aos radiadores".

Estas dificultades se agravan por los problemas de salud de Ricardo Fernández, padre de Antonio. Padece apnea del sueño y necesita conectarse a una máquina de respiración asistida para dormir. El hijo apunta que en la zona hay mucha gente mayor que "prefire calar, non protesta por nada, salvo que haxa un problema de terras".

Tanto Antonio Fernández como sus padres están "cansados de reclamar á compañía. Hai veces que non collen o teléfono e outras non nos saben explicar a razón do fallo", comenta con disgusto. Está dispuesto a "chegar ata onde faga falta para que respecten os nosos dereitos. A Xunta e o Concello teñen que esixir ás eléctricas que cumpran. Todos falan do apoio ao rural, pero non temos servizos".

Ante una situación rocambolesca se producen soluciones de igual índole. Antonio cambió el ordenador que utilizaba en su trabajo como camionero, que dejó tras un accidente, por una desbrozadora. "En Xestoso, como noutros núcleos, non hai internet". La antena de Vilarello solo da cobertura, con escasa potencia, a parte de la parroquia. El pésimo servicio eléctrico y la brecha digital no hace fácil la vida en algunas aldeas de Cervantes, a las que todavía no llegó el siglo XXI.

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