Visita por el barco museo boniteiro

Durante la visita a su interior se pueden recorrer todos sus compartimentos y estancias. Este bonitero burelés fue fabricado en Foz en el 1967 y estuvo faenando durante 30 años. Fue rescatado por el Concello de Burela de ir al desguace y se hizo de él un museo flotante para mostrar cómo es la pesca tradicional del bonito
Lino Pernas, durante una visita guiada al Reina del Carmen. IRIA L. V.
photo_camera Lino Pernas, durante una visita guiada al Reina del Carmen. IRIA L. V.

Uno de los principales atractivos turísticos de los que dispone Burela está atracado en su puerto y se llama Reina del Carmen. Este barco museo estuvo 30 años faenando en la pesca del bonito, además de pez espada, merluza y bocarte. Cuando iba a ser desguazado, el Concello de Burela lo recuperó y lo convirtió en un museo flotante en el que se pueden hacer visitas guiadas todos los días.

Lino Pernas es el encargado de realizar todo el mantenimiento del barco además de guiar las visitas, que comienzan atravesando la pasarela que conduce a la cubierta. Una vez ahí, Lino repasa brevemente la historia del barco a través de las fotos que están pegadas por todos los rincones de esta parte del bonitero.

La visita continúa a través de las escaleras que bajan al paño de proa, que antiguamente fueron dormitorios y tras una reforma se convirtió en la despensa o nevera. En este habitáculo, rodeado de tablones de madera, anzuelos y redes de pesca, es donde transcurre la mayor parte de la explicación de Lino. La pasión por su trabajo hace que los visitantes se transporten en el tiempo al pasado, a cuando los hombres que formaban la tripulación del bonitero convivían durante 20 o 25 días en el buque.

Alrededor de los mamparos (así se denominan las paredes de un pesquero) se encuentran representadas todas las artes de pesca que existen, tales como el arrastre, los palangres, el enmalle, el marisqueo y las nasas y el curricán. Esta última técnica de pesca, también denominada cacea, "es el método más antiguo que se emplea para la pesca del bonito", según cuenta Lino.

"La bodega o nevera del Reina del Carmen podía llegar a albergar 30.000 kilos de pescado", continuaba explicando el guía. Para la conservación de las capturas se empleaban hielo y tablones de madera que iban formando paredes y compartimentos para evitar que el pescado se aplastase.

En la bodega de este bonitero pueden encontrarse desde el feto de una tintorera (una especie de tiburón) con dos cabezas, pasando por huevas de raya y un pez globo disecado hasta la dentadura de un marraxo, un tiburón familia del gran blanco. Sus cuatro filas de dientes (pueden llegar a tener hasta cinco) sorprenden a todos los visitantes que bajan hasta las entrañas del Reina del Carmen.

En la bodega del Reina del Carmen puede encontrarse una tintorera con dos cabezas y la dentadura de un tiburón marraxo

La pesca del bonito con curricán o cacea es tradición de los pesqueros españoles que se dedicaban y dedican a la pesca del bonito y es por ello por lo que ocupa gran parte de la explicación de Lino. Durante su exposición también cuenta la historia de la Guerra del Bonito, que se remonta a los años noventa, cuando en 1994 se apresó un barco francés porque sus redes incumplían las normas vigentes. Tras un bloqueo de los puertos más importantes del Cantábrico, ese mismo año se manifestaron en el puerto de Burela 450 barcos para que la Comunidad Europea actuase.

Esta y otras muchas historias son las protagonistas de la visita, que continúa adentrándose en el bonitero Reina del Carmen a través de la bodega y subiendo por unas empinadas escaleras que llevan a la sala de máquinas. Lino explica que "aquí es donde se encuentra el motor del barco, que tiene 450 caballos y navega a 18 kilómetros por hora".

Bajo los pies de los visitantes que se encuentran en las profundidades del bonitero está la sentina, un doble fondo cuya función es drenar el agua que chupa la madera del barco. Los camarotes se situaban en la sala contigua para así aprovechar la calor que proporcionaba el motor del pesquero, Allí dormían, en su momento, diez marineros sobre colchones fabricados con hojas de maíz y sus armarios eran unos pequeños compartimentos donde apenas cabían unas pocas pertenencias personales.

A pesar de la antigüedad del buque, su equipo se encuentra en perfectas condiciones

La visita guiada por Lino continúa su andadura subiendo otras escaleras a través de las que se accede a los camarotes del patrón de pesca y de costa y frente a ellos puede verse una figura de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros. El recorrido continúa a través del puente de mando, donde están todos los equipos eléctricos y electrónicos originales y que se encuentran en perfecto estado de funcionamiento a pesar de estar anticuados si los comparamos con un pesquero más moderno.

Lino continúa guiando al grupo atravesando un pasillo que pasa por un pequeño comedor donde se pueden ver unas bancadas de madera que rodean una mesa. La sensación que ofrece a los visitantes era que los marineros debían comer bastante apretados. El estrecho corredor continúa avanzando hasta una diminuta cocina, de apenas un metro cuadrado, que tiene expuestas las ollas y los utensilios originales que eran usados por el cocinero para preparar el refrigerio a los marineros del bonitero.

A continuación de la cocina y atravesando una puerta que conduce a una cubierta exterior, se encuentra el cuarto de baño, que cuenta con lavabo, ducha y váter turco. Lino cuenta que "este aseo es una muestra de que el Reina del Carmen era una embarcación de alto nivel, ya que en otros barcos los marineros no tenían dónde ir al baño".

La visita al Reina del Carmen acaba en la popa (la parte trasera) del bonitero, donde se encuentra una zona de descanso para la tripulación. Estas visitas pretenden conservar las artes de pesca tradicionales y darlas a conocer. Así se puede notar en la ilusión que pone Lino Pernas durante todas las visitas que guía. "Eu fago isto seis horas ao día, todos os días, e tamén levo o mantemento do barco", indica. Aún así, el amor por su trabajo se nota en todas y cada una de sus palabras.

RECONOCIMIENTO

Gracias a la restauración que llevó a cabo el Concello de Burela en el año 2000, el Barco Museo Reina del Carmen fue reconvertido en Museo Etnográfico de la Cultura Marinera. Entre sus galardones cuenta con la distinción de Centro Azul de Educación Ambiental. Además, este bonitero forma parte, desde el año 2010, de la Asociación Estatal de Museos del Mar.

El Concello apostó así por la recuperación del patrimonio marítimo y también por la dinamización de actividades que giran en torno al mar, su cultura y su gente.

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