El zapatero de Ribadeo que no se rinde

Paco Basanta y Sandra Rodríguez llevan 'A punta do pé' en la villa ribadense, el último negocio de este oficio en 40 kilómetros a la redonda. Reconocen que la cultura de usar y tirar asfixia su trabajo cada vez más
Paco Basanta y Sandra Rodríguez, en su local de trabajo. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Paco Basanta y Sandra Rodríguez, en su local de trabajo. JOSÉ Mª ÁLVEZ

En Ribadeo queda el último zapatero del municipio. Pero también del municipio de al lado y de otro más allá y así sucesivamente. Paco Basanta dice que no hay ninguno hasta Navia por el este, Mondoñedo por el sur y Burela por el oeste "polo menos dados de alta como tal, non sei se hai outros que traballan por detrás". Él y su mujer Sandra Rodríguez se encargan del negocio, A punta do pé, ahora en la calle Ramón González de la villa ribadense al que llegaron ambos rebotados de trabajos anteriores.

Paco cuenta que en realidad a él lo que le gusta de verdad no es este trabajo, sino "traballar co ferro. Iso sería o que máis me gustaría facer, pero metémonos nesto e imos tirar para adiante". Tanto él como su mujer explican que es complicado vivir solo del arreglo de los zapatos "así que completámolo facendo duplicados de chaves, afiados, copias dalgunhas chaves de garaxe... Así aumentamos a actividade porque vivir só de amaños de zapatería é complicado".

Sandra reconoce que el trabajo "non é que te mate" pero también dice lo que cree que es una de las patas que hace que haya tan poca gente dispuesta a dedicarse a él: "Hai que botarlle moitísimas horas e todo para sacar un soldo... pois normal e corriente. E iso a xente agora non o quere".

La pareja tiene hijas que sacar adelante y ahora están ya asentados en el negocio desde que arrancaran en 2011. El obrador aparece lleno de zapatos de todo tipo. Entre ambos se reparten el trabajo que es más variado de lo que se cree: "Non é só poñer tapas como se pensa sempre", comenta Paco, que dice que "tamén temos tintado, pegado, cambiar outras pezas... E atención ó público, que se encarga Sandra normalmente. Son moitas cousas". Tantas que admite que "teño que botarlle moitas horas". De hecho, el día anterior a este reportaje se tiró hasta las doce de la noche "porque a porta pechada é cando máis rindes. Con porta aberta, entra e sae xente e ralentízate moito".

Él admite que sabe que es un oficio en extinción "porque nos está matando a política de usar e tirar. Aquí o 60 por cen do traballo son encargas para que un calzado tire unhas semanas máis". Con todo, no deja de ir a cursos formativos, sobre todo para conocer nuevos materiales que organizan las propias marcas "pero vou, e cada vez falta alguén que parou ou se xubilou". Ellos resisten y trabajo no les falta. Antes se decía que mientras haya zapatos habrá zapateros. Por ahora, en Ribadeo queda uno.

Comentarios