La ubicación del cámping Amaído en San Tirso de Abres invita a hacer allí algo parecido a lo que hizo Yolanda Alzú. Claro que hay que ponerse. A ella le llevó un cuarto de siglo conseguir las instalaciones que tiene allí, que son un poco de todo: alojamientos en una casona, bungalós, huerta, cuidado de animales, arbolado muy cuidado... Todo eso lo fue haciendo a base de muchísimo trabajo, un trabajo recompensado porque será finalista en la categoría Mejor Cámping de Entorno Rural de toda España.
¿Cómo empezó en todo esto?
Llegué ya hace muchos años, en 1995, y aunque sí que tenía una idea de lo que quería hacer la verdad es que ahora veo fotos de entonces y pienso, ‘Madre mía, no sé cómo venía alguien aquí’ (risas).
Pero eso fue cambiando mucho.
Sí, sí. Ahora tenemos unas instalaciones muy completas que la gente agradece mucho. Hay que pensar que somos un cámping rural, que no es lo mismo que un cámping que a lo mejor compitiera en la categoría de instalaciones familiares. Tenemos una filosofía diferente.
¿La gente puede hacer cosas de eso que se identifica como ‘rural’?
Claro, procuramos ofrecer muchas actividades distintas a la gente que viene a visitarnos. Y lo agradecen.
Siempre nos fue bien con el boca a boca, pero internet nos hizo dar un salto enorme
¿Por ejemplo?
Pues aquí tenemos animales de granja. Así que la gente que viene puede ver y atender a las gallinas, por decir algo. O al resto de animales que hay. También pueden ver las labores del campo. Y está en un entorno precioso, todas esas cosas las valoran mucho.
¿Cómo fue evolucionando en estos años su relación con la clientela que tiene?
Esa es una de las cosas de las que me siento más orgullosa, porque hay gente que viene aquí desde hace muchísimos años. Tengo gente que viene desde el año 1999. Para nosotros siempre fue funcionando bien el boca a boca. Con eso nos fuimos dando a conocer, pero mantener a la gente tantos años y que sigan viniendo lo agradeces un montón.
¿Hubo algún momento en que notaron que despegaron?
Mira, al principio aquí venía mucha gente relacionada con la pesca, sobre todo del salmón. Pero eso se fue acabando. Por el camino, se dio ese fenómeno que dije del boca a boca, pero hubo un momento en que surgió internet y ese boca a boca fue ya online, y a nosotros eso nos benefició una barbaridad, nos hizo despegar, porque la gente siempre habló muy bien de nosotros en la red, y eso a día de hoy te ayuda muchísimo. En ese momento nos disparamos y tuvimos un crecimiento exponencial. Esto de ahora seguro que también nos ayuda.
¿Qué percibe de la gente que tienen? ¿Qué opinión cree que se llevan de su visita?
A nivel del cámping, ya digo que bien, pero a nivel general, estupenda. Nosotros siempre animamos mucho a la gente a ir a sitios, por el Occidente de Asturias y A Mariña, porque aquí somos todo uno. Nosotros estamos exactamente en el límite. Todo es la misma cosa. La gente se sorprende una barbaridad de lo que hay por la zona, y también en Los Oscos, que también los enviamos mucho allí.
¿Vienen con mucho desconocimiento de todo esto?
En general hay que decir que sí. La idea más habitual es la de hacer un par de cosas en un par de días: uno dedicado a rutas en el mar y otro en interior, pero luego ven que eso no les llega a nada. Yo les doy una oferta de cosas increíble para hacer, y la gente se va alucinada de todo lo que tenemos. Hay que saber aprovecharlo.
