Viveiro aprovecha la costera del bonito

Treinta barcos guipuzcoanos de arribada por el mal tiempo frente a la Estaca han animado estos días y noches la actividad de bares y supermercados. Los bancos están cerca de A Mariña y todavía queda cuota para pescar
Los tanqueros guipuzcoanos se reparten por los muelles celeirenses. X, LOMBARDERO
photo_camera Los tanqueros guipuzcoanos se reparten por los muelles celeirenses. X, LOMBARDERO

La presencia de más de una treintena de barcos vascos de arribada en Celeiro es prueba de que la costera del bonito de este año se está prolongando y los grandes tanqueros no la liquidaron a mediados de agosto como en las últimas campañas. Han realizado ya varias visitas a los muelles chilindrines, preferentemente a pasar la noche para descansar y que no les muera el cebo con los pantocazos y guiñadas, pero la de este jueves fue otra de las jornadas en las que también quedaron a resguardo en puerto durante el día, viendo pasar los aguaceros. Y todo ello supone un lado positivo para la hostelería y el comercio local, pues Viveiro nota la presencia de decenas de marineros en tierra.

La multicolor arribada tiene el atractivo de que pocas veces se pueden ver juntos tantos barcos que por norma general se repartirán hacia sus puertos base de Orio, Hondarribia o Getaria, pero el factor económico para un puerto como Celeiro que ya no tiene este tipo de flota no es desdeñable.

Desde por la mañana a la noche el mesón Lodeiro de Viveiro estuvo este jueves repleto. Dada su cercanía al centro de salud y los supermercados suele tener clientela, pero estos días de presencia arraunlari vasca, que enarbola las banderas de sus traineras locales, trae negocio. "Nótase moito, estivemos co aforo cheo ás primeiras horas e tamén pola tarde, pero creo que xa se van mañá porque mellora o tempo", señalaba Nicaso Giz, gerente de este conocido y amplio local hostelero hasta el que se encaminan los pescadores. Un paseo para estirar las piernas en tierra, algunas compras en el súper o tiendas y tomar las cervezas con algún otro tripulante. "Iso ou o que caia, porque tamén algún local hostaleiro de pola noite tivo moita animación", dice Giz.

Tripulantes relajándose en la terraza de un bar. X. LOMBARDERO
Tripulantes relajándose en la terraza de un bar. X. LOMBARDERO

En el propio Celeiro también el chiringuito del muelle tiene la terraza bastante ocupada, y lo mismo se nota en los contenedores de envases de refrescos y cervezas porque, mientras no se pueda salir a pescar, apenas se ocupa el tiempo del puerto en relajarse por la zona, además de vigilar la anchoa y el chincho de los tanques con los que atraen al bonito, o hacer unas llamadas a la familia.

A Celeiro han arribado los guipuzcoanos y en Burela también hay pequeñas lanchas, además de algún otro barco grande como el Kalamua bi de Lekeitio o el Ongi Etorri de Ondárroa, pero el grueso de la flota bonitera del Cantábrico hizo parada en Celeiro. Los montañeses sí optaron por volver a sus puertos de Laredo o Santoña, con otra decena de unidades, al igual que la cacea de Bermeo, mientras no pase el temporal. Tampoco se ven estos días los arrastreros pelágicos de bandera gala.

Queda cuota y, por lo tanto, costera. Aún se puede comer del bonito más cebado y sabroso del que Celeiro ha picado un poco más que en la anterior campaña, pues las lanchas dejaron hasta la fecha 92.700 kilos y 422.000 euros de facturación, según las estadísticas de Pescadegalicia. Y para un puerto muy bonitero como Burela, los números también están por encima de los del año pasado, al haber pasado por la lonja de Absa 1.179.308 kilos con un valor en primera venta de 5,3 millones de euros. En 2021, con la costera finiquitada hacía semanas, el bonito alijado en Burela se quedó en 1.136.653 kilos y una facturación de 4,5 millones de euros.

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