Los vivarienses desafiaron la pandemia y el 'orballo' en la subida a San Roque

El monte registró gran afluencia de familias y pandillas para celebrar al copatrón de Viveiro como manda la tradición, pero con mascarilla
photo_camera San Roque

Viveiro celebró con entusiasmo el San Roque. Decenas de familias y amigos subieron a pie y en grupos al monte para conmemorar la festividad del copatrón de la ciudad del Landro. La animación y el ambiente festivo fue patente durante toda la mañana en la cima vivariense, que reunió a muchos vecinos ávidos de disfrutar de sus fiestas patronales. La tradición se cumplió y la mayoría ascendieron caminando por senderos y por los viales existentes, con más o menos esfuerzo según los casos y a la espera saborear el típico chocolate con churros, que sabe a gloria tras la caminata, aunque otros se decantaron por un bocadillo o platos más consistentes para reponer energías.

Entre los grupos de jóvenes que alcanzaron la cumbre estaban los de Nicolás Berdeal García, que disfrutaba de un refrigerio con sus amigos, o el de Pablo Álvarez Lage, quien confesaba que su primera experiencia con los amigos fue el año pasado. Uno comentaba que de pequeño subía con la familia, mientras que otro lo hacía con amigos porque los padres trabajan de noche y necesitan descansar.

El covid-19 no amedrentó a los jóvenes pese a que aún no están vacunados. "Como son as festas a xente quere divertirse, pero tés que ter un pouco máis de coidado, aínda que tampouco nos asustamos porque vimos pasalo ben". Este grupo habitual indicaba que la subida es dura: "Un pouco si que costa, acabei suando coma todos", apuntaba uno.

"A xente quere divertirse, pero tés que ter un pouco máis de coidado"

César Prado y sus amigos también acuden por tradición. "Subimos todos os anos, antes faciamos aquí o chocolate nunha pota, traiamos para todos, pero o ano pasado cada un trouxo o seu con churros". El complemento que no faltó a la cita fue la mascarilla, aunque todos están ya vacunados, pero optan por la precaución.

Otra familia de Celeiro, que también queda para subir todos los años, se mostraba relajada tras reponer fuerzas. "Non nos xuntamos con ninguén máis, só nós para almorzar nunha mesa, e na subida con distancia". Incluso se formaron colas junto a la parrillada para disfrutar del chocolate o un refrigerio. El buen ambiente, también el parque de juegos, y la gran afluencia fueron las notas características de una mañana salpicada del fino orballo.

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