El verano y el alivio de las restricciones reactivan el empleo en la Costa lucense

Una parte de los puestos que se crean durante la época estival abarcan solo la temporada, pero otros son para todo el año ► Algunos jóvenes aprovechan para ahorrar algo con estos trabajos que en la hostelería se multiplican para atender la afluencia turística
Belén Prado, con sus trabajadores en el cámping de Rinlo. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Belén Prado, con sus trabajadores en el cámping de Rinlo. JOSÉ Mª ÁLVEZ

La época estival genera cada año un incremento sustancial del empleo, derivado en buena parte de la actividad turística, que sobre todo experimenta un crecimiento acusado en las zonas costeras. A Mariña lucense no es ajena a ello. El mercado laboral se reactivó en las últimas semanas con la vuelta a la actividad de la mayoría de los establecimientos de hostelería al aliviarse también las restricciones de la pandemia. Algunos ofertan empleos para todo el año, pero otra parte de los trabajos son de temporada, como ocurre en los cámping, cuyos meses fuertes se concentran precisamente en ese periodo.

Belén Prado López es la gerente de la instalación Rinlo Costa. Ella es de esas personas que "mamó" el oficio desde joven, primero como campista en tienda y ahora como propietaria del cámping, pero sin perder la tradición, aunque en este momento de manera más cómoda en su autocaravana, porque "xa imos maiores", comenta.

La ribadense asegura que mantiene la ilusión inicial. "Fomos campistas dende mozos, iamos coa tenda ás romarías ou de fin de semana e logo tamén coas nenas. A esencia é a tenda", relata.

En establecimientos como el cámping Rinlo Costa, el personal reconoce que en ocasiones tiene que hacer diversos trabajos

Este establecimiento ribadense acaba de incorporar personal para la temporada de veraneo. "Non nos custou moito, dúas personas repiten cada ano, necesitabamos dúas máis, para a cafetería a xornada completa, de mañá ou de tarde, e para a limpeza, por horas. É a primeira vez que pillamos a alguén para a limpeza, a ver o que fai falla", comenta. Desde el 18 de este mes están todos al pie del cañón.

Belén explica que les comenta las condiciones al principio. "Xa saben ao que veñen, fan as horas que lles tocan. Temos momentos de moito apuro á hora dos desaiunos ou ás ceas. Traballan uns tres ou catro meses, en setembro cando baixa a afluencia aproveitamos para darlles os días de vacacións", destaca.

Los fines de semana cuentan con actuaciones musicales en directo o monólogos, desde mediados de julio al 20 de agosto, "pero a partir das doce da noite reina o silencio. A xente está cansa de rutear todo o día, aínda que lles preste tomar unha caña con música tamén agradecen durmir unhas horas".

El cámping es como una familia, cuyos miembros cambian casi cada semana. "Os traballadores non se queixan, coñecen moita xente nova, cambian moito as caras, isto non é coma un bar no que ves as caras de sempre. Temos xente de paso, que está de tres a cinco días, por quincenas ou 20 días. Fixos non temos, aínda que hai xente que repite cada ano nas vacacións, no verán a maioría son do territorio nacional, mentras que en temporada baixa soe haber estranxeiros. Este ano co covid-19 notamos que estase movendo moito".

Belén Prado indica que "xuño non soe ser moi boiante, empeza a moverse agora un pouco. O ano pasado por estas datas estabamos pechados, polo que o que levamos de ano está sendo mellor, augurase bon, pero estamos empezando". Costa Rinlo funciona desde hace cuatro años. "É noso, fixémolo nós, temos que mirar que funcione pola conta que nos ten". Indica que a veces tienen que hacer un poco de todo, desde jardinería a limpieza pasando por la atención del bar y las obras. "Somos multiusos, despois din que non hai traballo", recalca.

GRAN DEMANDA. La propietaria reconoce que a los hosteleros les suele costar encontrar personal. De hecho, en estas semanas se multiplican las demandas a través de las redes sociales. "Nós temos persoal que vén tódolos anos, quedan apalabrados dun ano para outro, é xente da zona, aínda que algunha vez veu xente de fóra pedir traballo". Entre los empleados los hay con experiencia en el sector y otros que están estudiando y acuden para ahorrar un dinero.

Gabriel Ortiz es un joven estudiante de Burela que trabajará como camarero en el establecimiento. Solicitó el empleo "porque ahora hace falta el dinero, estamos en una época mala, tenía ganas de trabajar y también para ahorrar".

El burelés confiesa que no le importa realizar cualquier trabajo y reconoce que "la hostelería es algo que me gusta, aquí estaré a jornada completa de mañana o de tarde, por lo que puedo aprovechar la parte del día que me queda libre". Lleva tres años trabajando en verano, aunque es su primer año en el cámping. Su objetivo es "no depender de mis padres, además después aún tengo tiempo para irme de vacaciones". Gabriel explica que "hoy es difícil encontrar trabajos que te den esta flexibilidad, hay pocos".

El joven acabó sus estudios este año y para el próximo prevé continuar a distancia para compatibilizar algún empleo con la formación. "Quiero dedicarme a las dos cosas todo el año", señala.

Chus Díaz, de Ribadeo, es una de las veteranas del establecimiento rinlego, en el que trabaja cada verano desde que abrió. "Entonces lo elegí porque estaba buscando trabajo, ahora me llaman todos los veranos y estoy contenta, da gusto trabajar con ellos, somos como una familia", señala respecto a las condiciones.

Ella es cocinera y tiene el turno partido, con horario de mañana y tarde. Trabaja sola al frente de los fogones, donde prepara comidas tipo taberna, como pulpo o lacón cocido, además de raciones. "Hay momentos puntuales de agobio, pero si pido ayuda vienen a echarme una mano, son 15 días en agosto los de más apuro", indica.

La ribadense comenta que ahora en el municipio están buscando empleados en casi todos los establecimientos de cara al verano. En invierno ella se busca la vida "en lo que sale", aunque reconoce la dificultad de encontrar un empleo a su edad, 54 años. "Llegas a una edad y no te llaman para trabajar en un supermercado ni en un bar, quieren gente joven, prefieren contratar a alguien sin experiencia y pagarle menos. Además, en invierno es más complicado porque no hay tanta demanda", aunque ella asegura que "me vale cualquier tipo de trabajo".

Los hosteleros refuerzan plantillas y dan empleo al crear nuevos servicios

Las contrataciones dependen de las necesidades cambiantes de un sector que se adaptó a marchas forzadas por la pandemia

En la hostelería también hay mucho mito y ni todos contratan para reforzar plantillas solo en verano ni las jornadas son maratonianas y los salarios míseros. Así lo entiende la gerente del bar A Chabola, de Viveiro, que vio incrementado el trabajo a raíz del servicio de entrega a domicilio en la pandemia, que le obligó a realizar inversiones: compró dos motos, envases, logística y "moitas noites sen dormir", resume.

Esto supuso que tuviese que contratar más personal, acaba de fichar un ayudante de cocina con experiencia. Este factor no era prioritario, sino más bien las ganas, pero ahora requiere personal con rodaje profesional. "Ao ritmo que se está traballando necesito xente con experiencia, se fose noutra época dábame igual".

Lucía Lozano dice que siempre encontró personal. Cree que puede influir el boca a boca, pero también que los trabajadores recomienden trabajar en su local porque están contentos. La joven hostelera reconoce además el valor de sus trabajadores.

En este sentido, indica que los repartidores tienen mucha experiencia y que para hacer su trabajo "hai que organizarse moi ben, porque todo o mundo pide case sempre á mesma hora e a comida ten que chegar. Eu non me vexo capacitada, fun repartir un día e acabei chorando da angustia, paréceme supercomplicado", subraya. "Tamén hai o mito de que non aseguras á xente, de que fan 20 horas; non as fan os meus empregados, eu son a persoa que me quedo 15, 16 ou 17 horas.

E o de que hai salarios de nada sen vacacións nin descansos, aquí teñen os seus días libres, fan oito horas, teñen as súas propinas á parte... A hostalería son mitos, tempos atrás era sangrante. E agora tampouco deixa a marxe de beneficio de antes porque todo subiu".

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