"Tuve muchas llamadas de amigos de A Mariña y la verdad es que reconfortan"

Ángel Manuel Hernández Sánchez, el policía de San Cibrao herido en los disturbios de Barcelona, está deseando llegar a casa y descansar

 El policía sancibrense herido en Barcelona, Ángel Manuel Hernández Sánchez, llegó ayer a A Coruña y ya cuenta los días para volver a casa, a A Mariña, de donde en los últimos días han sido muchos los apoyos y las muestras de cariño recibidas tras saberse que había sido uno de los agentes heridos en los disturbios registrados en la ciudad condal en las violentas protestas nocturnas contra la sentencia del procés. "He tenido llamadas de muchos amigos de Burela, de San Cibrao, de Foz… y la verdad es que se agradecen, porque reconfortan»", cuentan nada más salir del hospital en el que pasó una semana porque tuvo que ser operado de las heridas en un brazo.

"Recibí dos golpes, en el brazo y en el amóplato, y aunque me lo amortiguó el chalego tengo un derrame tremendo"

Está deseando llegar a casa para descansar, aunque todavía tardará unos días porque unas gestiones le retendrán en A Coruña antes de poder abrazar a los suyos en Río Covo, en el municipio de Cervo, al que Ángel se fue a vivir con seis años desde su Valladolid natal por el trabajo de su padre en Alúmina-Aluminio.

La comarca es, pues, su casa y donde espera recuperarse física y anímicamente de una experiencia, que ha sido de las más duras de su carrera, «algo que nunca piensas que vas a tener que vivir», aunque ha tenido que enfrentarse a otras traumáticas, como el accidente de tren de Angrois de hace seis años.

"El trato de los sanitarios ha sido exquisito y me quedo corto en todo lo bueno que diga, son grandes profesionales"

A Barcelona fue destinado con la octava Unidad de Intervención Policial, a la que pertenece el agente mariñano, que ingresó en la Policía Nacional en 2006 por "vocación", aunque antes de vestir este uniforme fue socorrista en Cervo, vigilante y auxiliar en Burela y mucho antes, mientras era un estudiante veinteañero, participó en dos campañas del bonito, "para no depender de nadie y no tener que ocasionar gastos a mis padres», cuenta el agente. Una experiencia de la que no se arrepiente «porque así uno sabe lo que cuesta ganarse las cosas".

PROFESIONALIDAD. Unos progenitores que regentaron un local de hostelería en Burela y a los primeros que avisó para informarles de su situación. "Ya a la mañana siguiente de ingresar los llamé para tranquilizarlos y decirles que estaban bien, porque en principio no tenían claro si me iban a operar o no", cuenta el agente, que finalmente tuvo que pasar por quirófano, justo el día en que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, visitó en Barcelona a los heridos, motivo por el que no pudo saludar al agente herido, quien recalca el excelente trato recibido por los sanitarios durante la semana que estuvo ingresado. "El trato ha sido exquisito y me quedo corto en todo lo bueno que te diga, pues han sido grandes profesiones y de una enorme calidad humana", cuenta.

Un calor que también ha encontrado en sus compañeros, de diferentes cuerpos. "Ha sido mucho el apoyo de mi unidad, y también de los Mossos, que en ese momento hemos estado codo con codo", un aliento que le ayudó a superar su estancia en el hospital, hasta el que pidió que sus padres no se desplazaran.

Ángel recuerda perfectamente la escena en la que fue herido y confirma que el fuerte impacto sufrido le sobrevino inesperadamente desde algún lugar alto. "La trayectoria no era en vertical, ni en parábola ni de frente, sino que lo lanzaron desde arriba y fueron adoquines más voluminosos que los otros que estaban lanzando", cuenta en plural porque fueron dos los golpes que recibió, uno en el brazo y otro en el omóplato, este último amortiguado considerablemente por el chaleco que forma parte de la equipación, "y, aún así, tengo un derrame tremendo", explica, mientras reconoce que se dio cuenta de la gravedad de la lesión de manera inmediata. "En cuanto me dieron en el antebrazo lo tenía claro", recuerda, algo que corroboró el parte médico: fractura abierta de radio con desplazamiento y hueso astillado.

"Llevo veinte puntos de sutura, seis tornillos y una placa conmemorativa", cuenta, intentando relativizar las consecuencias de un conflicto en el que Ángel se convirtió en protagonista muy a su pesar. Unas heridas de las que tardará tiempo en recuperarse, pues aunque los puntos se los quitarán en unos días aún le quedan al menos dos meses con el brazo inmovilizado, salvo pequeños movimientos de muñeca para no perder la movilidad, y después la rehabilitación necesaria.

Con todo, aún no sabe cuándo podrá reintegrarse al servicio, aunque lo que es seguro es que lo hará de nuevo en los antidisturbios, pues aunque el pasado mayo consiguió plaza para la Comisaría de Viveiro tiene el compromiso de seguir en la Unidad de Intervención Policial al menos hasta mediados de 2021 "en caso de que no renueve", dice.

DESTINO. Una posibilidad que está en el aire, porque cree que es el momento de dejar paso a la "savia nueva", reconoce, sin dejar entrever cansancio, aunque reconoce que lo peor de su unidad son los traslados. "Perteneces a una unidad de ámbito territorial, como la octava de Galicia, aunque tu ámbito de actuación es nacional y te pueden desplazar a cualquier sitio", lo que implica"pasar quince o veinte días fuera de casa o hasta dos meses como fue la Operación Copércino", dice en relación al despliegue también en Cataluña en 2017.

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