Los trabajadores siguen controlando todas las entradas y salidas al complejo de Alcoa

Solo dejan entrar el material básico para mantener la actividad

Los trabajadores de Alcoa continúan este jueves controlando todas las entradas y salidas de la fábrica, para cumplir su objetivo de que no salga aluminio del complejo ni por carretera ni por puerto.

Miembros del comité revisan todos los camiones y vehículos por si levaran material para una posible parada de las cubas. 

Los trabajadores han montado un campamento que estará abierto las 24 horas del día. Se han organizado por turnos para que siempre haya un número considerable de personas en él. Solo dejan entrar el material básico para mantener la actividad e informan a todas las personas que llegan al complejo de la situación.

A Mariña, al borde del abismo
La industria del aluminio primario en Galicia se encuentra al borde del abismo después de que fracasaran las negociaciones entre Alcoa y la GFG Alliance -Liberty House- para la venta de la factoría de San Cibrao y de que terminase sin acuerdo entre la compañía y el comité el período de consultas para la posible aplicación de un expediente de regulación temporal de empleo (Erte).

Fuentes de Alcoa han recordado a Efe que ahora "la empresa dispone de quince días para tomar una decisión", una vez que el período de consultas ha terminado sin un acuerdo entre las partes, pero en relación "con el despido colectivo" de 534 trabajadores de la planta de aluminio primario "no la ha tomado todavía".

Durante las negociaciones para la venta de la planta de aluminio primario, la multinacional estadounidense Alcoa insistió en la necesidad de realizar un proceso ordenado de "hibernación de las cubas", una línea roja que el comité de empresa no está dispuesto a traspasar, porque recuerda que son "el corazón de la fábrica" y detenerlas supondría "la muerte" del complejo industrial de San Cibrao.

A la espera de una decisión que se producirá en cuestión de días, si llega a materializarse el despido de esos 534 trabajadores, en la práctica sería como cerrar la fábrica, porque la plantilla de la planta de aluminio primario está formada por 610 personas.

En cuanto a la incidencia de esa decisión en el empleo, a ese medio millar de trabajadores afectados se sumarían otros tantos de las empresas auxiliares que prestan servicio en el complejo.

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