El temor inundó Xunqueira: "Saín ao balcón cos nenos, que pasaron moito medo"

Algunos vecinos reconocen que pasaron un gran apuro y otros incluso salieron huyendo por las ventanas al hallar los bajos inundados

Troncos y piedras en la zona cero. J.Mª ÁLVEZ
photo_camera Troncos y piedras en la zona cero. J.Mª ÁLVEZ

La riada que causó la muerte de Amparo Berdeal Camba, de 82 años, en Xunqueira en la noche del domingo llevó el pánico a numerosos vecinos del barrio, que se vieron sorprendidos por la rapidez de la tromba que hizo que el cauce fluvial alcanzase los dos metros de altura. El vecindario se llevó un gran apuro. Algunos permanecieron en las viviendas o escaparon como pudieron.

Sofía Sánchez fue de las afectadas por una tromba que cambió el paisaje del barrio de Xunqueira, "Estaba no salón cos nenos, que pasaron moitísimo medo porque estaba todo escuro e a auga xa chegaba ao primeiro descanso das escaleiras, entraba polos marcos das portas e polas ventás. Isto era como un mar, sentíame impotente". El vecino Manuel Docal asegura que "non me deu tempo de nada, abrín a porta e xa me tiven que escapar, saín pola ventá, pois o baixo estaba todo cheo de auga. Habería uns dous metros de altura, os paus corrían polo río. Nunca se acorda algo así".

La riada arrastró coches y troncos en su descenso por Xunqueira, mientras que en Ponte Labrada de Viveiro el río superó el lavadero al no estar abierta la compuerta y se precipitó por la avenida de Cervantes hasta anegar la avenida de Galicia y la zona de la estación de autobuses. El torrente que bajó desde O Valado tambien inundó numerosos negocios de la ciudad y además la tromba de agua afectó a establecimientos de Cantarrana, en Covas.

"Salvouse ao poñerse a un nivel elevado, aínda que se seguise chovendo e entrase máis tamén falecería"

Los 80 litros por metro cuadrado caídos en apenas tres horas atraparon a Amparo Berdeal, que pereció por la gran cantidad de agua que se adentró en su vivienda. Su hija se salvó subiéndose a la encimera o un mueble de la cocina donde estaban ambas en la noche del domingo cuando empezó a descargar una tormenta que provocó unas inundaciones como el vecindario no recuerda en años.

La intensa e inesperada tromba a punto estuvo de provocar también el fallecimiento de la hija de Amparo, quien afortunadamente pudo ser rescatada, si bien con síntomas de hipotermia y un fuerte shock emocional.

El torrente entró a la planta baja de su casa tras romper los cristales de las ventanas alcanzando más de 1,60 metros de altura en el interior, según la Policía Nacional.

Los vecinos alertaron y los bomberos de Viveiro trataron de acceder a la casa, pero la puerta principal daba al cauce, que alcanzó dos metros de altura, por lo que "era imposible vencer a forza da agua". Les indicaron que por un patio interior y a través de otra vivienda podían llegar al tejado, desde el que un bombero descendió hacia la parte inferior por una claraboya para establecer contacto con la mujer que pedía socorro, la hija; pero halló la puerta de acceso a las escaleras bloqueada por el agua. Cuando logró traspasarla, le daba por la cintura y encontró a la mujer sobre la encimera o un mueble. "Salvouse ao poñerse a un nivel elevado, aínda que se seguise chovendo e entrase máis tamén falecería", entiende el sargento del cuerpo José Manuel Veiras.

El desbordamiento de los ríos Labrada y Fontecova generó una auténtica situación de emergencia, con caída de alpendres y muros

Una vez evacuada a la planta de arriba, la tranquilizaron, le aconsejaron cambiarse de ropa y se prepararon para realizar su evacuación a través del tejado, operación que efectuaron hacia las dos de la madrugada. Aún dentro del inmueble y cuando pudo hablar, repitió entre sollozos: "Miña nai afogou" e indicó la zona dónde podía estar. El bombero bajó de nuevo para rastrear la planta anegada y halló el cadáver sumergido de la octogenaria.

Hubo daños importantes en otros lugares de Viveiro, afectando a unas 40 familias, además de anegar de agua y barro más de medio centenar de negocios en la ciudad.

El desbordamiento de los ríos Labrada y Fontecova generó una auténtica situación de emergencia, con caída de alpendres y muros, inundación de viviendas, coches arrastrados por el torrente formado en el último cauce, así como calles anegadas por la lluvia y el barro. Viveiro vivió el domingo una pesadilla y todavía está despertándose de ella.

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