El presidente del comité de empresa de Alcoa, José Antonio Zan, dijo en más de una ocasión que España solo produce el 20% del aluminio que consume. Y San Cibrao es la única planta de aluminio primario del país. Por eso resulta complicado de entender para casi todo el mundo que se pueda perder una industria que es necesaria para España y sobre todo en unos momentos en que la industria debería ser la base para una recuperación económica fuerte y duradera.
Por eso los trabajadores se aferran a la posibilidad de una intervención temporal del Estado. Parece que las cosas estarían de cara a juzgar por los planes de Europa en los programas de reconstrucción tras el huracán del Covid-19. El comisario europeo de Industria fijó entre los catorce ecosistemas prioritarios para la economía europea a la industria electrointensiva, entre la que se encuentra la producción de aluminio.
Una gran mayoría de la plantilla ya no considera que Alcoa sea la salida más viable para darle continuidad a la producción
Si los planes del Gobierno central pasan por no dejar caer a la industria, debería sostener la producción del aluminio, sobre todo en una comarca con una enorme dependencia de ella. Son muchos los trabajadores que albergan esta esperanza, aunque también son otros los que lo ven con cierto escepticismo al no ver en los pasos del Ejecutivo de Sánchez un rumbo claro en este sentido. Y tampoco en la Xunta hay un pronunciamiento claro más allá de seguir exigiendo el estatuto electrointensivo, la subasta de interrumpibilidad y las compensaciones de CO2. Unas soluciones que para los trabajadores ahora mismo ya no son válidas porque no hay tiempo de reacción con las cartas de despido a las puertas.
Ahora también son prácticamente unánimes las voces a favor de que la multinacional americana deja la factoría. A las peticiones de intervención como solución, este domingo podían leerse pancartas con la frase "Yankis go home" en clara alusión a que Alcoa ya no es la preferencia de los trabajadores para darle futuro a la planta.
Por delante unas semanas de intensas negociaciones y nuevas protestas que, sin duda, tendrán el apoyo de toda una comarca.
Siguen en la lucha y coinciden en señalar que no permitirán que se paren las cubas para que la fábrica se quede en la situación en la que ahora están las antiguas plantas de Alcoa en A Coruña y Avilés, aunque no son muy optimistas con respecto a la resolución final: "Non somos moi optimistas, porque levamos tres semanas con isto e estamos igual que o primeiro día". "Están esperando a que Alcoa diga algo, pero xa o dixo claro que aínda que lle regalen a luz non se vai quedar aquí, polo que o Goberno tiña que intervila xa, pero non se ve que teña ganas de facer nada", aseguran y subrayan que el Ejecutivo "o que non pode facer é alongar isto e esperar a que se paren as cubas".
Ahora las nubes se ciernen sobre la planta de Aluminio, pero los cuatro coinciden en que Alúmina vendrá después: "Sen Aluminio, que Alúmina peche é cuestión de tempo, poque unha sen a outra non sobrevive".
Los cuatro aseguran que la sociedad mariñana está concienciada con las consecuencias que tendría el cierre de la fábrica, "porque isto quedaría deserto, xa que supón uns 80 millóns de euros en soldos directos máis os que trae indirectos".
Como sus compañeros, defiende una intervención estatal como la solución más viable a día de hoy "porque a empresa só dá evasivas e por moita axuda que lle dean non se vai quedar".
Para Pernas el Gobierno puede tomar cartas en el asunto para salvar una empresa que es la única que produce aluminio primario en España y además lo hace con un producto de excelente calidad. "España conta con moitas empresas de transformación de aluminio e podemos facer que ese aluminio saia de aquí e non que veña de fóra", asegura y defiende que la calidad del producto sancibrense "pode ser unha baza á hora de competir".
Esta trabajadora de la planta reconoce el apoyo que los trabajadores están recibiendo de la sociedad comarcal, que secunda cada movilización de manera masiva. "Pensei que ía haber menos xente nas manifestacións", reconoce, "nunca pensei que xente que non estivese directamente vinculada á fábrica apoiaría tanto as nosas reivindicacións pero vese que está concienciada co problema e con todas as consecuencias que pode traer para a comarca e estanos apoiando moito".
Díaz pone el acento en otro problema que se cerniría sobre la comarca si la producción de aluminio se va, la pérdida de servicios. "A fábrica é a empresa principal e o motor da Mariña e si se fose sería unha catástrofe porque, por exemplo, antes de que viñera non había hospital", asegura y reconoce que "a perda de poboación que suporía, porque a xente terá que marcha de aquí para atopar outro traballo, tamén implicaría que moitos servizos se perdesen, así coma outros postos de traballo noutros sectores".
Por eso, este domingo toda su familia se movilizó. Vestidos de negro y portando carteles en favor de la continuidad de la planta formaron parte de la multitud que abarrotó Foz. "Vendo a resposta que está tendo a xente sénteste orgulloso porque non só está apoiando aos traballadores senón tamén á súa zona, ao sitio no que quere facer a súa vida", afirma Díaz, "a xente está claro que non quere irse, polo que está reivindicando poder traballar no sito onde quere vivir e non ter que emigra".
Díaz reconoce que hace tiempo que los trabajadores esperaban alguna medida por parte de la dirección, "pero colleunos por sorpresa que plantexaran os despidos así tan directamente cando noutras plantas se fixo un proceso máis longo". "Vemos a situación complicada e esperamos con temor que pasen estas primeiras semanas a ver como reacciona a empresa cando se poña a cousa un pouco máis seria", reconoce.
La intervención es viable, asegura Díaz, pero no tiene muchas esperanzas de que eso se vaya a producir "porque a política vese un pouco de lado neste tema". Y por parte de la empresa, su negativa a cualquier negociación no deja mucho espacio para la esperanza: "Tamén será parte da súa estratexia porque non vai promover os despidos e aceptar todo o que lle plantexe o comité. Está un pouco cerrada en banda e esperemos que se vaia suavizando o tema e entre un pouco en razón".
Para Díaz, la calidad del aluminio sancibrense es un arma de doble filo a la hora de una posible venta de la planta, ya que "sábese que é unha fábrica boa que está producindo aluminio de calidade e que sería atractiva para un posible comprador, pero ao mesmo tempo a empresa non querería que esta fábrica competise con ela metendo aluminio no mercado europeo".
Y es que para él, como para la gran mayoría de los trabajadores de la factoría, la intervención estatal sería la solución a la problemática porque la continuidad de Alcoa supondría aplazar una muerte segura: "Alcoa agora mesmo non é o que nos convén porque aínda que o Goberno lle baixe o prezo da enerxía aos 30 euros o megavatio que pide para, por exemplo, cinco anos e así ter un plan de viabilidade o que faría sería exprimir a fábrica eses cinco anos e á volta dese tempo estaríamos nesta situacion ou noutra aínda peor".
García subraya que el cierre de la planta de Aluminio sería «un descalabro total» para la comarca porque son muchos puestos de trabajo directos afectados y otros indirectos, y no solo en las empresas auxiliares sino que otros sectores también podrían verse afectados por la marcha de trabajadores que suponen población en la comarca.
Y es por eso que la concienciación en la sociedad es cada vez mayor y la respuesta a cada manifestación masiva: "Cada vez que hai manifestación súmase máis xente. Agora mesmo chegamos a un punto no que A Mariña enteira está concienciada co problema que temos e apoia estes actos".