El sector eólico marino ve la costa de Lugo y Alcoa como principal área de futuro

Calcula un potencial de 5.740 megavatios a pesar de la amplia extensión de caladeros de pesca y profundidades de más de 100 metros
Un parque eólico marino. ARCHIVO
photo_camera Un parque eólico marino. ARCHIVO

A Mariña podría ser el gran caladero de megavatios eólicos con torres instaladas sobre la superficie del mar. Así lo cree la Asociación de Industrias del Metal y Tecnologías Asociadas de Galicia (Asime) que este jueves divulgó un estudio sobre el potencial y desarrollo de esta fuente de energía en la comunidad. A pesar de su extensión, los inconvenientes de la costa gallega para instalar los eólicos son muchos pero los técnicos del llamado Galician Offshores Energy Group (GOE) de Asime consideran que pueden coexistir con la pesca o la actividad turística en A Mariña, sobre todo en torno a la costa de Xove donde, además de la gran superficie disponible, existe una red de transporte y una industria electrointensiva como Alcoa, hasta ahora gran polo de consumo de megavatios.

Otra de las ventajas del desarrollo de esta industria en la costa lucense sería la "dinamización de una zona escasamente industrializada, con una alta dependencia de la industria electrointensiva y creciente tendencia a la despoblación". En cuanto a redes de transporte para la electricidad que traerían los molinos en el mar, también está disponible el nudo de conexión a Red Eléctrica Española entre Xove y Boimente, con una capacidad de 400 kilovoltios.

Los eólicos en el mar serían viables también en Punta Langosteria y Valmiñor y se habla de instalarlos a partir de 8 kilómetros de la costa

Aunque desarrollado en tres fases e intentando alejar los primeros eólicos unos ocho kilómetros para que no se vieran desde la costa, el potencial bruto en la zona mariñana apunta a que podrían instalarse 5.740 megavatios, muy por delante de las otras dos zonas que el GOE considera adecuadas. Estas son la de Punta Langosteira-Sabón, donde también hay un polo industrial (refinería y Alu Ibérica incluidas) e infraestructura eléctrica para gestionar instalaciones marinas de 360 megavatios. Otro campo marino eólico de 3.120 megavatios tendría sentido en la zona de Valmiñor-Atios, en la frontera con Portugal que "no alberga zonas de especial protección y/o interés turístico".

Si hasta ahora las industrias de la llamada eólica offshore se han aplicado en desarrollar tecnológicamente torres y otros componentes para parques anclados y flotantes del norte de Europa principalmente -en el somero mar Báltico y en Escocia van por delante con esta energía-, el estudio de Asime sobre Galicia es una toma de posición más cuando emerge la madurez comercial en España y podría haber fondos europeos Next Generation para su instalación. Se busca sitio en los miles de kilómetros de litoral, aunque de momento apenas avanzó su tramitación en Gran Canaria.

Este jueves mismo, desde la firma coruñesa Greenalia, Manuel García informaba de que uno de sus cinco proyectos de energía eólica marina en las costas de las islas, el llamado Gofio de 50 MW al sudeste de Gran Canaria, pronto tendrá la declaración de impacto ambiental. Para el presidente de Asime, Justo Sierra, "en Galicia la eólica marina es una oportunidad sin precedentes con el fin de reducir la dependencia energética de otros países y dar respuesta al incremento de consumo eléctrico, que se prevé de un 30% para 2040".

OPORTUNIDAD. Sierra llama a no dejar pasar la oportunidad pues la eólica marina puede "generar en Galicia hasta 5.000 empleos directos de aquí a 2030 y llegar a producir 17.000 gigavatios, una cifra sin precedentes aquí".

El conselleiro de Industria, Francisco Conde, estuvo a su lado en la presentación del plan aunque incidió en que "es nuestra voluntad hacerlo desde el consenso, garantizando su desarrollo desde el respeto a las actividades pesqueras y la preservación del ecosistema marino". No en vano, en 2009 el Parlamento de Galicia votó un rechazo unánime al desarrollo de la eólica marina en las costas gallegas. Ahora, el también vicepresidente se abre a impulsarla, según dijo Asime.

En los mapas, los posibles enclaves se han ido apartando de las zonas de acuicultura como los polígonos de bateas, rutas de transporte marítimo y servidumbres aeronáuticas, zonas de ejercicios militares y aquellas con actividades turísticas muy destacadas pero también de las áreas marinas protegidas y zonas de conservación de aves. Desde la Ría de Viveiro a Ortegal esta industria queda prácticamente vetada y consideran una franja de gran interés turístico costero entre Foz y Ribadeo que también debería respetarse.

Los promotores buscarían primero (entre 5 y 8 años calculan) establecer parques anclados en fondos entre los 15 y los 60 metros. Estos no abundan en A Mariña pues "el área con batimetrías menores a 100 metros supone únicamente un 10% del total y estas zonas requerirían, adicionalmente, un estudio de impacto ambiental detallado". Entre los cuatro y los ocho kilómetros de la costa hay profundidades entre cincuenta y cien metros.

El gran impacto que ya se barrunta es con la pesca. En el estudio del GOE se habla de dejar canales marítimos con superficie libre de instalaciones y de que frente a A Mariña "es necesario regular y gestionar las interferencias con la actividad pesquera, debido a la presencia de caladeros en la zona, aunque parques comerciales en el Reino Unido indican que ambas actividades pueden coexistir".

En el sector sueñan con instalar hasta 3.000 megavatios en las costas españolas, que en gran parte deberían ser flotantes. En Galicia los industriales ven cancha desde los ocho kilómetros de la costa (para evitar visibilidad desde tierra). De si habrá o no colaboración, lo sabremos en unos años.

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