Rodrigo Rato: "El nivel de gasto del Estado supera con mucho el de la crisis de 2008"

El expresidente del FMI y exvicepresidente del Gobierno habló en Ribadeo en los foros de debate de Sargadelos y el Voar ofreciendo una visión del estado actual como cambiante y muy protector
Rodrigo Rato, en su estancia en el Voar de Ribadeo. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Rodrigo Rato, en su estancia en el Voar de Ribadeo. JOSÉ Mª ÁLVEZ

HABLA RODRIGO RATO de cuestiones económicas, dice él, "como un ciudadano más", algo que está claro que no es. En su paso por Ribadeo deja claro que no va a entrar ni en cuestiones judiciales que aún le atañen ni en las del pasado, y analiza de forma pormenorizada los cambios que vive la sociedad y, con ella, el estado que la dirige.

¿Ve cambiado el modelo de Estado desde que salió del Gobierno?
Está claro que el estado democrático está en un proceso de protección de riesgos más allá de los derechos sociales, estamos en la protección de riesgos en que la sostenibilidad de las cosas tiene que ver con el crecimiento económico. Por eso se pretende que ese crecimiento sea nacional y por eso estamos volviendo al proteccionismo. Es decir, es cierto que la mayor caída de pobreza en la historia de la humanidad la trajo la globalización en los años 90, pero ahora los estados vuelven al ‘yo quiero que las cosas se hagan en mi país’. 

¿Puede darse la paradoja de que un modelo liberal extremo acabe por destruir la estructura del Estado que lo creó?
Si la crisis financiera de 2008 tuvo volúmenes altos, la combinación del covid, medio ambiente, guerra... supera esos niveles notablemente. No hay nadie que plantee acabar con el estado. Ningún gobierno por muy liberal que sea se hace sin un estado muy poderoso. Hablamos de estados no solo económicamente que también, en recursos fiscales y en términos de regulación. Los estados lo regulan todo, lo que podemos hacer, lo que podemos expresar, su capacidad con las nuevas tecnologías de entrar en nuestra intimidad es algo imposible de soñar. Y es verdad que muchas veces esa capacidad es para nuestra protección porque vivimos en estados ultraprotectores. No existe una ciencia política que quiera que el estado no exista. No, no. El estado es cada vez más omnipotente y omnipresente.

Pero en la crisis de 2008 algunos sí que se tambalearon.
No, se tambalearon sus finanzas. Pero los estados tienen crisis financieras. El estado argentino está en quiebra desde antes de que yo naciera y sin embargo sigue ahí. Y además no solo eso: queremos que nos proteja. Si hay una crisis de inflación, si hay una pandemia, si hay una crisis medioambiental, pedimos que nos proteja. Y yo también lo quiero así. Y esto es en estos estados liberales, porque en los totalitarios el estado no da ni la mitad de la mitad a los ciudadanos. El estado liberal capitalista, aunque parezca un contrasentido, es el que más elevó los niveles de protección a los ciudadanos. ¿Que puede haber un momento en que el pasivo sea mayor que el activo y eso suponga que no hay financiación para la gente? Puede ser. ¿Esto es sostenible? Pues eso nunca se sabe. 

¿Le sorprendió que se aprobase la denominada 'excepción ibérica'?
Pues no, porque al fin y al cabo es asunto nuestro. Si nos va bien, bien. Y si nos va mal... pues allá nosotros. La excepción ibérica, si la entiendo bien, porque entender la tarifa de la luz requiere poderes casi sobrenaturales, es que tú coges un elemento de la factura y le pones un tope, y ese tope las tarifas no reguladas lo están pagando y las reguladas, no. Pero alguien lo está pagando porque al mismo tiempo que hemos puesto ese tope el gas ha representado el 40% de nuestra mix energética en 2022. Así que en algún sitio alguien compra a un precio y está vendiendo a otro.

¿Alguien paga o deja de ganar?
Es que pagar y dejar de ganar son conceptos distintos. Tú compras pero no tienes por qué dejar de ganar más allá de los impuestos. 

¿En Iberdrola estarían de acuerdo con esto?
No lo sé, pero lo que creo es que el hecho para nosotros, para mí que ahora soy un consumidor normal y me dicen que me van a poner un tope y por lo que sé, por lo que ha publicado el sector privado, porque el público no lo ha explicado, es que hay una parte de la tarifa que es la no regulada que es la que ya está pagando la diferencia en el precio del gas y la regulada no paga ese exceso. Pero alguien compra un gas a un precio que entra en mi electricidad y yo no lo pago. ¿Quién lo está pagando? Pues no lo sé, eso no se nos ha explicado claramente. De momento tuvo un efecto, porque eso pasa siempre: si tú remueves un coste siempre tiene un efecto sobre los precios. 

¿Entonces cree que hay costes ocultos que acabaremos pagando todos?
Los costes sumergidos ya están inventados. Ese camino ya lo recorrimos muchas veces y al final eso acaba repercutiendo en la tarifa de la generación siguiente porque hay ahí unos pasivos que el estado ha garantizado y que en un momento alguien viene y dice: "Oiga, mi pasivo... ¿quién lo tiene?". Entonces aquí lo que se espera, porque el futuro siempre está lleno de promesas, es que cuando bajen los precios, los nuestros bajen más despacio para que podamos absorber el pasivo que alguien ha adquirido con los compradores de gas que nuestra generación no ha satisfecho. Eso puede ser una operación inteligente, si el precio del gas  baja. Si no baja, no sé. Pero las medidas antiinflación a corto plazo son siempre así. No se puede hacer de otra manera.

¿Cómo ve este momento tan complejo en lo económico?
Pues se ha producido en las últimas semanas un hecho optimista. Oíamos que íbamos a una crisis larga que podía rozar la recesión y de repente nos encontramos con un cambio de dirección en los datos y no parece que las economías vayamos a recesiones demasiado intensas, o para nada. La inflación apunta a que ha tocado techo y está bajando y el empleo está en niveles récord en toda la OCDE, luego estamos en unas economías mucho más resilientes de lo que habíamos visto hasta ahora. Así que parece que la cosa es difícil pero esto tiene ‘chulas’ de aguantar. E indica lo poco que sabemos de las cosas, porque hace dos meses las opiniones eran muy negativas. También hay pesimistas, claro. Y muchas incógnitas. El propio FMI, que auguró una recesión en un tercio de la economía mundial está revisando al alza sus previsiones.

¿También se le escaparon cosas a usted en el FMI?
Pues cuando yo presidía había una gente muy lista, el staff era el mejor del mundo, pero nuestra capacidad para predecir que los bancos centrales occidentales no se estaban enterando de lo que estaba pasando en los balances de sus bancos, pues no la vimos. 

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