Ribadeo puede ser la puerta de salida de Venezuela

Un hijo de emigrantes, abogado y periodista, trata de escapar de la situación límite que vive en Caracas

Manuel SD con un familiar en Ribadeo JOSÉ M. ÁLVEZ
photo_camera Manuel SD con un familiar en Ribadeo JOSÉ M. ÁLVEZ

«Llevo aquí doce días y en este tiempo la inflación subió tanto en Venezuela que tuvieron que subir un 95% el salario mínimo, sin que ni eso sirviera de nada». Así explica Manuel S.D. la situación en su país, donde reside habitualmente en la capital, Caracas. Allí trabaja tanto como abogado como periodista en una empresa del sector periodístico con varias ramificaciones. Y a pesar de que eso debería situarlo entre la clase media-alta venezolana, la realidad es muy diferente y habla con total claridad de lo que está pasando, por ejemplo, con los abogados: «Ejercer allí es una tortura, porque las leyes no se tienen en cuenta para nada».

Pero lo peor de lejos es la situación humanitaria y de recursos básicos, que alerta de que a día de hoy es «límite» para la gran mayoría de la población, por eso quiere regresar a Ribadeo, el lugar del que es originario su familia y lo que le permite acogerse a algunas medidas autonómicas y estatales que podrían ayudarle.

Ahora mismo califica la situación de «crítica» porque no hay prácticamente de nada y el gobierno de Maduro «raciona productos absolutamente básicos, como son los huevos, el arroz, la leche o el papel higiénico, por ejemplo». Pero incluso conseguir eso es un problema «porque se reparte en función de tu último número del DNI. En mi caso me corresponde ir a coger esto los jueves, y si llegas un poco tarde hay unas colas enormes que pueden hacer que cuando llegue tu turno, ya no queden productos para darte».

Esto genera un mercado negro de todo tipo de productos donde los precios se disparan. Relata el caso del ‘Bachaqueo’: «Les llaman bachacos a los que, organizados, llegan y compran una gran cantidad de estos productos de primera necesidad que luego venden al triple de precio del que marca el Estado».

También se generó un doble sistema económico, en el que el cambio oficial de dólares a bolívares pocas veces se aplica, ya que lo más habitual es que se use el cambio en el mercado negro, mucho más gravoso para la ciudadanía.

Hasta tal punto llega la situación «que ahora, por primera vez, es habitual ver gente buscando comida en la basura. En mi caso, recorro media cuadra para ir de mi casa al trabajo y allí hay un restaurante. Pues cuando salgo a las tres, veo a gente esperando a que el restaurante saque la basura para ver qué pueden encontrar, y esto es algo muy habitual que se está dando cada vez más en todo el país».

Reconoce que es muy habitual que «la gente cruce la frontera y se vaya a Colombia, por ejemplo, donde tampoco hay trabajo para ellos y se dan situaciones como que la gente duerme en los parques porque tampoco allí tienen infraestructura para acoger a tantas personas como les están llegando desde Venezuela».

Con respecto a la situación de la medicina en Venezuela, explica que no hay prácticamente nada: «ni gasas, ni alcohol, ni vendas, nada. De hecho, hay muchas manifestaciones de los médicos y enfermeras porque no tienen material con el que poder trabajar. Se opera, pero se hace en muy malas condiciones, no sé ni cómo pueden hacerlo».

También indica que «en los medios de comunicación lo que impulsan es la autocensura. Envían gente a controlar todo lo que publicas o emites, y si sale incluso una sola palabra que consideran peligrosa, te avisan y buscan que la próxima vez te lo pienses o no lo hagas, y por eso la situación es tan delicada».

Conocedor de la política española, relata que «sé que aquí el PP usa la situación de Venezuela como arma arrojadiza, y me parece mal, pero también hay que aclarar que eso no quieren decir que lo que comentan sea mentira, porque no lo es».