Resurrection Fest 2022, prueba superada

Esta edición demostró que los fans y la organización mantienen el espíritu del festival a pesar de las cancelaciones de última hora

Finaliza un festival y comienza la tarea de fechas y bandas para el siguiente. Tras el parón pandémico el Resu ha vuelto por donde solía, aunque lastrado por problemas logísticos de los grupos y las cancelaciones. Con suficiente antelación (Avenged Sevenfold) hubo relevo de altura con Gojira, que cerró el programa del domingo con un gran concierto. La baja de Korn, a las pocas horas de tocar, no tuvo relevo posible y el cierre le tocó a Bring Me The Horizon en un escenario al que trajo su evolución más pop y electrónica, además de temas duros de sus inicios.

Poco antes habían actuado los albaceteños Angelus Apatrida y su vocalista Alberto Gayoso pidió un aplauso para la organización por mantener el programa hasta el final. Los fans respondieron pero su concierto tuvo un final algo abrupto al cortarles el sonido unos segundos antes de acabar el último tema (ocurrió con algún otro grupo) y dolidos pese a la gran conga de público que montaron alrededor de la mesa de sonido. Gran momento del festival y muy energético al igual que ocurrió con bandas como la japonesa Crossfaith, una de las ‘sorpresas’.

El Resu ha vuelto por donde solía, aunque lastrado por problemas logísticos de los grupos y las cancelaciones

A la espera del balance oficial de lo ocurrido en el campo de fútbol en el año de la llegada de Judas Priest a Celeiro, alrededor del festival se ha vuelto a ver el civismo en el uso de los transportes o el respeto a los vados, en jornadas de grandes aglomeraciones. Como también la animación en bares y restaurantes que, en ocasiones y junto a los aparcamientos tuvieron improvisada competencia con puestos de pizzas o bocadillos.

Viveiro volvió a recibir a muchos visitantes que venían a ver a los grupos, o no. Como ejemplo, el del ferrolano Borja Tizón, Capi para los amigos y primo del fotógrafo Gabriel Tizón. "Tengo colegas de El Altar del Holocausto pero no vine al festival, me mola el ambiente y quise a saludar a los amigos", decía al coger de nuevo su  Harley-Davidson Street Bop 1.800 para regresar a Doniños. "Yo soy más punkarra", reconocía.

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