Un recorrido por el borde superior de As Catedrais daría más seguridad a las visitas

Un estudio propone esta opción que también ofrecería una perspectiva diferente para contemplar la playa ribadense
Playa de As Catedrais. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Playa de As Catedrais. JOSÉ Mª ÁLVEZ

El estudio que decidió llevar a cabo la Xunta, a través de la Fundación de la Ingeniería Civil de Galicia, a raíz del accidente mortal ocurrido en la Semana Santa de 2018 en la playa ribadense de As Catedrais dejó sobre la mesa distintas conclusiones y recomendaciones. Entre estas últimas figura la propuesta de un recorrido acondicionado para los visitantes por el borde superior del acantilado y que sería una prolongación de la pasarela de madera que bordea el límite del espacio natural por la zona occidental. Este recorrido, dice el estudio, permitiría "contemplar el monumento natural desde una perspectiva diferente a la que se consigue en la playa, y es más seguro ya que no hay ningún riesgo de accidentes por caídas de rocas". Este trazado está marcado por zonas geológicamente estables y a la hora de plantearlo "se ha tenido en cuenta tanto la seguridad de los visitantes como el posible impacto económico negativo que supondría la prohibición de acceso al monumento o una fuerte restricción al número de visitantes permitido".

Según se detalla en el estudio, se han propuesto diversas opciones, que se pueden abordar en distintas fases, para llevarlo a cabo, así como diversos tipos de señalización para incrementar la seguridad y algunos miradores. Los autores del informe también destacan que esta opción posibilita que "los visitantes que lleguen al monumento en condiciones de marea desfavorables, puedan al menos verlo desde la parte superior" del mismo.

Otra de las ventajas que señalan en esta propuesta es que acondicionar este recorrido evitaría el deterioro de la cobertura vegetal en la parte superior del acantilado, lo que repercute positivamente en la conservación del monumento natural.

COMPLEMENTO. Este recorrido sería un complemento a las visitas actuales sobre el arenal y que en temporada alta tienen fijado un máximo de 4.812 personas diarias con la necesidad de reservar cita. Las conclusiones del estudio establecen que las visitas tal y como se realizan actualmente pueden mantenerse señalizando las zonas y elementos considerados de riesgo alto y muy alto debido a la probabilidad de caídas de bloques de piedra como pueden ser las cuevas, las furnas, los arcos, los pasillos y algunos acantilados.

Las visitas pueden mantenerse señalizando las zonas de riesgo alto

Este estudio también defiende la necesidad de aumentar el nivel de vigilancia y de observación del cumplimiento de las señalizaciones, así como contemplar la posibilidad "de incluir sanciones económicas a quienes no respeten las señalizaciones o indicaciones del personal de seguridad". "Todas las administraciones con competencias en este espacio, por el beneficio de todos, deberían involucrarse y coordinarse para implantar las medidas y garantizar su cumplimiento", reza el informe.

RETROCESO. En los resultados de este estudio también se establece que el retroceso global del arenal es un proceso lento, pero que, en la actualidad el riesgo de caídas aisladas de bloques medianos o pequeños es considerable y existen a diario, aunque especialmente durante y después temporales intensos cuando el fuerte oleaje golpee contra los acantilados. Estas caídas pasan generalmente desapercibidas porque durante estos episodios de tiempo adverso no hay visitantes en la playa y los restos quedan cubiertos por la arena de forma rápida.

También hay que tener en cuenta los efectos del cambio climático que ya están repercutiendo y lo harán más en el futuro en la degradación del monumento natural.

Una cartografía de riesgos para la gestión futura de este espacio

Uno de los documentos que incluye este informe es una cartografía de riesgos de la playa, que los participantes en el estudio fijan como "un punto de partida fundamental para la futura gestión del monumento natural". Esta fija cuatro niveles que van desde el riesgo bajo al muy alto pasando por el medio y el alto. Las zonas de mayor peligrosidad son las cuevas, las furnas, los bufaderos, los arcos y los pasillos, lo que supone una gran parte del monumento.

El nivel de peligrosidad o de riesgo de cada zona se establece en función de la potencia del oleaje que llega a la misma y de las condiciones geológicas en las que se encuentra. El desprendimiento de la semana pasada se produjo en una zona que este estudio marca como de riesgo alto. Se produjo en una zona alta del acantilado que se encontraba en voladizo debido a la socavación de la parte inferior por causa del oleaje.

OLEAJE. El oleaje es el factor principal que modela todas las playas abiertas y sus acantilados y la formación de los arcos está originada por la dinámica del agua marina. Precisamente estos dos factores son también los que provocan los continuos desprendimientos en el arenal ribadense.

El informe determina la anchura de la franja de seguridad de los acantilados. Los resultados de los estudios llevados a cabo han permitido reproducir las condiciones de inestabilidad de las cuñas, el proceso de degradación regresiva de los acantilados y la distancia de caída de bloques hacia la playa.

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