Quejas en Viveiro porque el bus escolar no recoge a una estudiante en casa

La familia dice que hace el doble de kilómetros y Educación, que se cambió la ruta por la niña
Miguel Fernández y su hija, junto a la pista donde gira el bus escolar. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Miguel Fernández y su hija, junto a la pista donde gira el bus escolar. JOSÉ Mª ÁLVEZ

Miguel Fernández es el padre de una niña de 11 años que reside en el localidad vivariense de Ventoselle y que este año empezó la secundaria en el IES María Sarmiento. El trayecto desde su casa al centro supone más de cuatro kilómetros, pero terminaría haciendo más de once si optase por la ruta escolar asignada por la que llama "rocambolesca" planificación de la misma, según denuncia el progenitor, pues "hace el recorrido a la inversa", lo que le obliga a dejar a su hija en la parada habilitada, en las inmediaciones de un "cargadero de madera", a 400 metros de su casa, lo que a su juicio no es garantía de seguridad.

Su caso ya ha sido estudiado por la Consellería de Educación, Universidade e Formación Profesional, desde donde confirman que la parada donde se recoge a la niña es de nueva creación y se habilitó expresamente para atender la demanda de la pequeña y que no tuviera que desplazarse hasta la carretera general. "Párase no punto óptimo máis próximo ao seu domicilio, a uns 400 metros", afirman, para recordar que "a ruta foi deseñada por inspectores do servizo de transporte, que garanten que o xiro e todas as manobras se realizan en condicións de seguridade e sen entorpecer a circulación", agregan.

Una cuestión con la que no está para nada de acuerdo el padre, quien asevera que "a las ocho menos cuarto de la mañana es noche cerrada y no hay visibilidad", al tiempo que insiste en que "es una zona de montaña sin iluminar, con gran tránsito de trailers madereros a esa hora", lo que a su juicio, incrementa el peligro.

Miguel Fernández recuerda además que el transporte no puede girar a la entrada de su vivienda "porque viene un bus grande, de más de 50 plazas, cuando apenas se suben diez niños", lo que además de perjudicarle personalmente, "porque uno de menores dimensiones podría perfectamente girar en la puerta da casa" cree que es un "despilfarro" de fondos públicos, "y hasta creo que saldría más barato llevar a los niños en taxi", argumenta.

Un transporte en el que hasta el pasado miércoles se desplazó la niña al instituto, donde este año inició el primer curso de secundaria, y al que el jueves la acercó su padre, dolido por el hecho de que "el bus sale de O Vicedo y recoge a la niña para hacer de nuevo el camino a la inversa y volver otra vez para O Vicedo. Lo lógico sería que la recogiera la última y va casi la primera, con lo que termina haciendo once kilómetros cuando la distancia de casa al centro con algo más de cuatro", lamenta, al tiempo que critica la "falta de organización" de Educación y su "negativa a modificar unas rutas establecidas de viejo".

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